Elecciones

Rumí vuelve a La Chanca

  • La candidata socialista al Congreso volvió ayer a hacer campaña al barrio que ha marcado su vida. Un verano enseñando a los niños a leer, experiencia inolvidable

FUE el mejor verano de mi vida". Contundente a la vez que emocionada, Consuelo Rumí, secretaria de Estado de a Función Pública y nuevamente candidata del PSOE de Almería al Congreso de los Diputados, recuerda con fervor aquellos meses estivales del año 77, poco después de las huelgas de pescadores que situaron a uno de los barrios más deprimidos de la ciudad en el epicentro de la Transición, en los que se ofreció para enseñar a leer a los niños en el centro marianista de La Calamina.

Recién terminados sus estudios de Magisterio optó por cambiar su estancia familiar habitual en Adra de cada verano por otra solidaria ligada al centro marianista, núcleo de reunión de La Chanca en aquel entonces. Por la mañana daba clases particulares en la ciudad, para conseguir un dinero con el que cubrir gastos antes de iniciar su andadura de maestra de la EGB, y cada tarde se desplazaba con entusiasmo a La Chanca para aportar su granito de arena en la educación de los que más lo necesitaban. Aquella experiencia "inolvidable", tal y como argumenta treinta y cuatro años después, le ha marcado de por vida.

"No sé cuánto pudieron aprender los niños y niñas a los que daba clases, pero para mí fue la etapa de más enriquecimiento personal, una verdadera lección de generosidad". Recuerda que la acogieron como una más y allí comprendió la grandeza humana de La Chanca. Aquella etapa tuvo más relevancia aún porque ese verano conoció a su marido y un año después volvió al centro en el que enseñó a leer a los pequeños, en su mayoría gitanos, para poder celebrarlo con sus familiares y amigos. Dos días antes de casarse por la iglesia, Rumí se desplazó al barrio porque entonces muchos de sus nuevos amigos decían que a "Almería no vamos", en alusión a lo que consideraban que era la ciudad. Flamenco, sangría, risas, abrazos... "Celebramos que Juan y Consuelo se quieren y se van a casar", fue una gran fiesta, muy al estilo de las típicas bodas gitanas del barrio de los pescadores, que ensombrecería la oficial prevista para sólo dos días después.

Ayer, después de muchos años sin pisar La Chanca, la candidata socialista volvió con ilusión a recorrer sus calles, a hablar con sus vecinos y a reencontrarse con viejos amigos. Sus pequeños alumnos del 77 hoy son los hombres y mujeres que sostienen a las familias del barrio, pero la generosidad, singularidad e idiosincrasia del barrio siguen siendo las mismas, se mantienen intactas, al igual que la vocación de servicio a los ciudadanos de Consuelo Rumí. Una sindicalista, maestra de escuela, que siempre trabajó por un mundo mejor.

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