Elecciones

Rubalcaba recorre media Andalucía en ocho horas y media

  • El candidato socialista dio cuatro mítines en cuatro provincias y concluyó la jornada con Zapatero en Málaga.

Hace medio siglo de la novela de Jack Kerouac y seguro que el icono de la generación beat no pensó en la maratoniana jornada que el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, iba a emprender durante la jornada de ayer. Al fin y al cabo, Almería, donde comenzó, tiene poco que ver con Nueva York y, definitivamente, la A-7 tiene poco que ver con la Ruta 66.

En cualquier caso, el despegue de Torrejón le puso encima un retraso de casi una hora que no recuperó hasta llegar a Málaga, destino final de un viaje que comenzó en un abarrotado Auditorio Maestro Padilla de la capital almeriense. Delante de 125 seleccionados de Juventudes Socialistas "que me ponen como una moto porque en ellos veo el futuro", apenas le dejaban dos frases antes de irrumpir en aplausos y algún piropo que fue inmediatamente respondido: "sí, soy apañadito", a pesar de que alguno le cortó el rollo: "iba embalao y ahora tengo que empezar otra vez".

Rubalcaba dejó en Almería las bases de lo que iba a ser su periplo por Andalucía; cinco mítines en apenas cinco horas. Cospedal fue su primer objetivo y las declaraciones en las que sostuvo que "algunos se iban a echar a la calle cuando hagamos lo que tenemos que hacer", le sirvió para sus otros baños de multitudes. El candidato insistió en sus manifestaciones de que "no es lo mismo" y de su triple trabajo por explicar su programa, "el programa escrito del PP y el que de verdad quieren aplicar". Comenzó con sus llamamientos a Rajoy "para que explique de una vez qué es lo que va a hacer" y expresó su convencimiento de que "no lo hace porque sabe que pierde las elecciones".  También recordó a Rajoy su pasado reciente de "ser el primer partido de la oposición y que hable tan mal de España, eso es lo que mina la confianza, esa de la que tanto presume". Ellos y nosotros, "que no somos iguales, por supuesto que no es lo mismo"; recordar lo que han hecho donde gobiernan y lo que van a hacer si lo vuelven a hacer.

También allí, como posteriormente haría en la otra capital agrícola de su ruta, Jaén, puso la nota más contundente al repetir hasta tres veces seguidas que "esta PAC (Política Agraria Común) no se va a aplicar y me comprometo a ir a Bruselas a decirles que no se va a aplicar, porque los agricultores lo que quieren no son subvenciones, sino precios justos por sus productos".

El punto final, su "red de seguridad", aquella que permitirá que  "aunque alguien se quede sin trabajo, tenga garantizada la sanidad si se pone enfermo, un colegio para que estudien sus hijos, una prestación por desempleo y una pensión diga cuando se jubile". Apenas cuarenta minutos, le sirvieron para ganarse a un Auditorio al que pidió "un esfuerzo para convencer, para que habléis a la gente, para que la escuchéis y después les expliquéis nuestros valores".

Apenas un centenar de kilómetros le separaban de la segunda estación de su viaje. En la entrada al  parque Pedro Antonio de Alarcón de Guadix,  una tarima tapizada en rojo de apenas medio metro de lado, iba a ser su escenario. Sobre su cabeza una pancarta Rubalcaba, sí estaba puesta sobre otra de Izquierda Unida. Micrófono en mano, apenas diez minutos de un mitin verdaderamente micro. Disculpas por el retraso, por la molestia de convocarles a la hora de comer, exaltación al número uno por la lista de Granada, el accitano  José Martínez Olmos y una petición a los apenas 200 asistentes al encuentro: "Echadme una mano y si es posible las dos" para ganar unas elecciones que definió como "las más importantes en la historia de España desde 1977".

De nuevo la A-92 le separaba de la capital jiennense: 112 kilómetros hasta el Recinto Provincial de Ferias y Congresos, donde compartía mitin con el presidente de la Junta de Andalucía.  Rubalcaba pudo, pasadas las 16:10 horas, echarse su primer bocado al estómago; apenas un poco de pan, un primer plato de patatas que apenas probó y varios tragos de una copa de cerveza en un pabellón que olía a criadillas: "ya me he dado cuenta de que habéis comido mientras me esperabais". Tras ser presentado por Concha Gutiérrez, Griñán puño en alto defendió a voz en grito lo "necesario" de Rubalcaba en una tierra "cuna del socialismo andaluz, de Alfonso Fernández Flores, Cándido Méndez y Gaspar Zarrías". En su discurso tres ideas, otras tantas peticiones "al próximo presidente del Gobierno de España: infraestructuras como el eje central o la autovía del olivar; el rechazo a la PAC y poner en prácticas políticas de empleo, con ayudas a pymes y autónomos".

Rubalcaba se volvió a gustar. Comenzó con un "la verdad es que nunca me habían llamado torero" e incluso de organizador al pedir al auditorio que se sentara. Reconoció errores, apeló a los 130 años de historia y recordó aquellos gobiernos europeos que han cambiado por ideologías de derechas "y que hoy están peor y con menos derechos". Cuando no se había empezado a intuir ni la llegada del segundo plazo a su mesa, que compartía con los consejeros Antonio Ávila y Micaela Navarro, ambos jiennenses, así como con Gaspar Zarrías.

Carretera y manta, aunque en esta ocasión, sin la siguiente parada. A la hora programada, la plaza de Castilla de la localidad de Antequera, estaba vacía. El PSOE suspendió el acto tras una resolución de la Junta Electoral Provincial que impedía utilizar el espacio previsto para el acto. El partido buscó como alternativa un bar de la localidad, aunque, finalmente, el dueño no aceptó acogerlo debido a "las presiones y amenazas recibidas por el Partido Popular". La presidenta del PSOE de Andalucía, Rosa Torres, dijo a los periodistas que con esta prohibición se "amordaza la palabra" del candidato socialista. A pesar de no haberse celebrado, posiblemente, sea del que más se hable. De hecho, en la capital malagueña, Rubalcaba no dejó escapar el pase al hueco: "no me han dejado hablar, esta derecha que no quiere hablar, y no quiere que hablemos tampoco nosotros".

El cartel de Málaga era de lujo. El primer encuentro entre los números uno y dos del Gobierno, junto con la candidata por Málaga, Trinidad Jiménez y el lehendakari Patxi López, de quien fueron las palabras más emotivas: "habéis sufrido y comprendido nuestro drama y quiero daros las gracias porque vuestras manos también han tejido la libertad de los vascos".

Dos de los más ilustres ausentes al mitin, Felipe González y Alfonso Guerra tampoco quisieron dejar la oportunidad de estar presentes en el acto más multitudinario y eje de lo que serán los últimos días de campaña. En sendos vídeos, el primero de ellos pidió una defensa a ultranza del Estado de Bienestar "que está amenazado". El segundo, pidió un esfuerzo en los últimos días de campaña, salvo "cuando encuentren a un gran acaudalado no le pidan el voto, que vote al PP, ya que lo representará mejor".

El gran protagonista de la noche, fue el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, quien en el primer acto y único que coincidía con su candidato, fue contundente: "os habla el presidente del Gobierno, nada hubiera sido posible sin Alfredo Pérez Rubalcaba". Ante más de 6.000 personas se deleitó con la defensa de su delfín: "siempre le he visto encontrar una solución a cualquier problema, ese es Alfredo Pérez Rubalcaba, por eso me siento tan orgulloso, con tanta confianza de lo que va hacer a partir del día 20" y de paso, cargó contra el ex presidente José María Aznar por decir que España está "en bancarrota, porque es mentira. ¡Mentira!".

Su mensaje final, el emplazamiento "a los españoles a acudir a los colegios electorales el próximo domingo a votar a los socialistas para frenar al PP, en vez de esperar al 21-N para salir a las calles a protestar cuando empiecen los recortes".

Más de ocho horas, cuatro mítines y más de 400 kilómetros. Rubalcaba tiene su particular viaje interior, entre Almería y Málaga pasando por Guadix y Jaén.

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