Elecciones

Rajoy: "No va a ser fácil"

  • Avisa de que el parón del crecimiento económico afectará al empleo y a la recaudación de los ingresos del Estado

A Mariano Rajoy se le viene encima una victoria dulce, pero cargada de dificultades. Cuantiosa en número de escaños, pero amarga en el horizonte. Es posible que lo supiera de antes, pero ayer comenzó a preparar el terreno. "Esto no va a ser fácil"; "nadie puede esperar que al día siguiente todo esté resuelto", o la consabida frase de que él no tiene "la varita mágica" fueron las sentencias que jalonaron los dos encuentros que el aspirante del PP mantuvo ayer en Murcia, uno con empresarios del sector de la economía social y el siguiente, un almuerzo con militantes. En el primero, el candidato auguró que la economía española no crecería en 2011 al 1,3% previsto por el Gobierno, sino al 0,8%. Y acertó. Un 40% de desviación. 

El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, confirmó unos minutos después que Rajoy tenía razón, que la economía volvía a la atonía. O el aspirante es un crack de las cuentas, con sus décimas incluidas, o es cierto que ya ha comenzado una suerte de traspaso de poderes, y Zapatero y su vicepresidenta económica, Elena Salgado, mantienen al probable ganador al tanto de las dificultades reales del país. Con estos nuevos datos -aseguró Rajoy al hacerse oficiales las cifras-, "no se crearán suficientes puestos de trabajo ni se cumplirá el nivel previsto de ingresos del Estado".

Si al principio de la campaña electoral, para el PP, el propio cambio político iba a llevar a una transformación de la situación, la crisis de la deuda de toda la Eurozona viene a demostrar que España tiene sus propios problemas -la burbuja inmobiliaria, por ejemplo-, pero el torbellino no es un mal endémico. Si la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, ya había augurado el día anterior en Ceuta que, cuando ganase el PP, habría gente que saldría a manifestarse a la calle, mientras ahora estarían callados -posiblemente, en referencia a los sindicatos-, ayer fue su homólogo  valenciano, Alberto Fabra, quien aseguró que, tras las elecciones generales del 20-N, "habrá que tomar decisiones difíciles y, a lo mejor, habrá personas que no lo quieran entender". "Pero eso es gobernar: tomar decisiones adecuadas para sacar a este país adelante, y si no lo ha hecho el Gobierno socialista, lo va a tener que hacer el nuevo ejecutivo que, estoy seguro, va a ser del PP", mantuvo el presidente de la Generalitat valenciana en una visita al campus del Berklee College.

En declaraciones a La Sexta, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, ya citó a la mala herencia que recibirá el PP, y adelantó lo siguiente: "No quiero ni imaginar que en las cuentas del Estado haya obligaciones reconocidas no computadas". Es decir, victoria, pero ya nada será tan fácil como ganar unas elecciones a un Gobierno consumido por casi cuatro años de crisis económica. El periódico Financial Times recomendó ayer a Rajoy en un artículo que "actúe rápidamente" para convencer no sólo a los españoles, sino "a los mercados de la deuda y a los socios europeos". El periódico económico con mayor influencia en el mundo daba por hecho su victoria, y citaba a Valencia, gobernada por el PP, como una de las comunidades donde se muestra "el peor síntoma de la economía española: la burbuja inmobiliaria".

Tras este cambio de discurso, que viene a confirmar cómo se transforma la visión del opositor a medida que cruza la línea del poder, el aspirante socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, acusó al PP de contar con ese programa oculto que, en su opinión, están desvelando gracias a las alegrías de los sondeos favorables. "Exijo a Rajoy -mantuvo- que, si quiere ser presidente, diga a los españoles qué quiere hacer; que diga de verdad lo que tiene en la cabeza, para que esto no sea un cheque en blanco". "Usted no está contando lo que tiene en la cabeza porque si no, lo perdería en las urnas", repitió Rubalcaba en Almería, donde comenzó un maratón andaluz que le llevó por cuatro provincias andaluzas en un solo día. Rubalcaba volverá mañana a la comunidad autónoma que se va a convertir en el epicentro de la noche del domingo; como Rajoy, que esta tarde está en Sevilla y el viernes, también pasará la mitad de su jornada en Huelva.

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