Elecciones

Rajoy reclama el doble cambio

  • El candidato del PP promete ayudar "en lo que pueda" a Arenas. Envía un mensaje a la UE y a los mercados: esto no es Italia.

JAVIER, te ayudaré en lo que pueda". ¿En qué  día estamos?  En teoría, anoche y en Sevilla, a tres días de las elecciones generales del domingo, pero bien parecía que Mariano Rajoy ya hubiera sido investido presidente y estuviera en Andalucía para apoyar a Javier Arenas, que deberá enfrentarse a los comicios autonómicos de primavera. "Los dos cambios ya están aquí", aseguró Rajoy en un mitin triunfal, escaso ya de contenido, pero cargado de toda la emotividad de quienes saben que el próximo domingo ganarán las elecciones por una amplia ventaja. El candidato del PP llevó a más de 6.000 personas al Palacio de Deportes San Pablo de Sevilla, incluidos el diestro Curro Romero y su esposa Carmen Tello, y allí resumió lo que ha sido toda su campaña: "Lo que hay que hacer es cambiar". Punto.

Ése ha sido el mensaje alrededor del cual se ha estructurado toda la campaña del PP, una estrategia que, inevitablemente, le llevará al éxito en un país con cinco millones de desempleados y asediado por los altos tipos de interés que están imponiendo los compradores de deuda pública.

En Sevilla, Rajoy se encontró como en su Pontevedra natal; ha estado en 26 ocasiones en los últimos cuatro años, incluidas Cazalla y Constantina, y ha encontrado en Andalucía a su compañero más leal, una suerte de escudero que lo llevó desde su triste noche del 9 de marzo de 2008, cuando perdió sus últimas elecciones, hasta la del próximo domingo, cuando se subirá al balcón de la calle Génova de Madrid con un ánimo muy distinto a aquellas horas en que pronunció un rotundo adiós. Se acordó de ello ayer. "Javier, también hemos pasado por momentos complejos", aseguró al recordar la resaca de aquella noche, cuando una parte del PP liderado por Esperanza Aguirre y su compañía mediática intentó apartarlo de una nueva carrera electoral. Y es en Andalucía donde es posible que Rajoy encuentre durante la noche del domingo el apoyo decisivo para la mayoría sólida que busca. Algunos apostaban ayer a que el PSOE podría perder hasta 14 diputados en Andalucía de los 36 con los que cuenta ahora; de confirmarse, sería un auténtico vuelco electoral, auténtico en un sentido de exacto.

La noche parecía la del cierre de campaña. Si Felipe González prometió en 1982 un cambio y ser presidente de todos los españoles, Rajoy ha llevado la misma palabra talismán por bandera y ayer aseguró que, con su victoria, estará a la "orden de todos los españoles". En el seno del PP se interpreta esto como un aviso a los mercados y a la UE; no sólo como un mensaje de conciliación. A la orden de los españoles, y no a las órdenes de Bruselas y de los compradores de bonos.

Por la mañana, el líder del PP había estado en Badajoz, y, como le ha ocurrido a los dos aspirantes durante esta campaña -a él y a Rubalcaba-, ese primer acto público del día le sirve para marcar las novedades, estructurar los mensajes y, a partir de ahí, el discurso se difumina. Ayer, Mariano Rajoy tuvo que lidiar con sus declaraciones sobre las dudas de la viabilidad del sistema financiero que sostiene a la ley de dependencia. "Ya no cuela el miedo", mantuvo en Badajoz, y siguió : "Si hay empleo, hay más recaudación, hay cotizaciones a la Seguridad Social (...), y las administraciones públicas tendrán más dinero, y habrá mejor sanidad, mejor educación y mayores prestaciones sociales". "Yo no quiero hablar de recortes -aseguró en la capital pacense-, yo de lo que quiero hablar es de crecimiento económico, de empleo y de que se recaude más".

Y un asunto más, en el que viene insistiendo en los dos últimos días:  "Lo que viene por delante es difícil, y no hay ni recetas mágicas ni pócimas milagrosas, y esto no se resuelve ni en un día ni en un mes, pero como digo esto, digo que en España se pueden hacer las cosas infinitamente mejor de lo que hemos visto en estos últimos cuatro años. De ésta vamos a salir".

Tanto en Sevilla como en Badajoz, Mariano Rajoy envió dos mensajes dirigidos a la Unión Europea: el primero, su voluntad de que España permanezca en la Eurozona, y el segundo, que éste es un país donde el cambio de Gobierno vendrá de las urnas, de la "voluntad popular", en claro contraste con lo sucedido en Italia y Grecia, donde los parlamentos han promovido una sucesión hacia ejecutivos tecnócratas sin preguntar al país. Aunque a lo largo de la campaña Rajoy sólo ha dado algunas pistas sobre su futuro gabinete,  dijo ayer: "Ni una broma a la hora de hacer Gobierno, van a estar los que sepan, los que tengan empuje y coraje". "Todos van a valer más que yo", apostilló en Badajoz.

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