Izquierda Unida se desmarcó desde el principio de los dos grandes partidos, al considerar que, aunque lo nieguen, ambos traerán recortes sociales, y a su candidato al Congreso, Raúl García, no le han dolido prendas criticar a la gran banca y a los especuladores como responsables de una crisis de la que, si se sale, es con una política radicalmente distinta. Ayer, la formación aprovechó el último día de campaña para presentar su plan de choque contra el paro, un mensaje que ya había lanzado con anterioridad y que, en síntesis, planea la creación de un millón de puestos de trabajo en esta legislatura invirtiendo en sectores estratégicos como los empleos verdes, la reforestación, la agricultura, la educación primaria, el refuergo de la sanidad pública y una apuesta decidida por la rehabilitación de viviendas, que tendría como efecto secundario (y positivo) devolverle la vida a los centros de las grandes ciudades.