El cambio tranquilo anunciado por el PP llegó anoche. Juan Ignacio Zoido arrasó en las urnas y, tras cinco años batallando por el bastón de mando, será el próximo alcalde de Sevilla, al haber acaparado el apoyo del 49% de los votantes: 166.040. Récord absoluto. Los resultados suponen un fuerte descalabro para el PSOE, que se hunde tras haber invertido todas sus fuerzas en conservar la Alcaldía de Sevilla, clave para el partido a nivel nacional. El descalabro socialista también se extiende a la provincia, donde ha retrocedido diez puntos. Además, el escrutinio revela otro paso atrás para Izquierda Unida, socio de gobierno de los socialistas en los últimos ocho años en la capital, que pierde un concejal, lo que debilita al equipo de Antonio Rodrigo Torrijos.

El nuevo escenario permite a Zoido desbaratar el pacto de izquierdas, que se hubiera reeditado con toda seguridad con un resultado más equilibrado. La crisis y la herencia de los anteriores mandatos han pasado factura a PSOE e IU, que han centrado su campaña en amedrentar al electorado con la llegada de la derecha, apuntando un riesgo elevado de retroceso social. Pero la estrategia no surtió efecto y, al final, el PP subió en votos en feudos tradicionales socialistas con una población muy castigada por el paro, como los distritos Macarena y Este. En estos barrios el PP resultó vencedor y recogió hasta un 10% más de votos. Otra de las explicaciones para que Zoido haya logrado la absoluta está en su crecimiento en el distrito San Pablo-Santa Justa, donde en 2007 se produjo casi un empate técnico; y también Cerro-Amate, donde la diferencia con el PSOE en las anteriores municipales fue de 43 puntos a favor de los socialistas y el PP ha logrado dejarla ahora en 9,7 puntos. En Macarena-Norte, Zoido pensaba que podía crecer y, de hecho, se quedó a sólo 10 puntos de los socialistas. En global, Zoido se impuso en nueve de los once distritos gracias al trabajo perseverante de cinco años de oposición y una estrategia brillante durante la campaña, en la que llegó a pedir el voto prestado a los sociaalistas y a la gente de IU de bien, según sus propias palabras. Y se lo han dado en vista a los resultados, pues todos los sondeos realizados en la precampaña apuntaban que el PP habría tocado su techo en la capital con 17 concejales. Sin duda, el voto al PP ha sido en gran parte un voto de castigo a la izquierda.

La mayoría lograda por Zoido es histórica, pues sólo iguala a la conseguida por Manuel del Valle en 1983, en plena efervescencia del socialismo en España. La de ahora sería, por tanto, la segunda absoluta lograda en el Ayuntamiento de Sevilla. Además, incluso ha superado las previsiones. De hecho, todos los sondeos electorales habían apuntado que Zoido ganaría por mayoría y, pese a manejar datos internos muy optimistas, el PP ha mantenido en todo momento la cautela, huyendo de la euforia, para evitar que un dato tan aplastante como el conseguido pudiera movilizar a última hora al electorado de izquierdas en un intento por frenar el avance de Zoido.

El vuelco comenzó a atisbarse a los pocos minutos del cierre de los colegios electorales. A las 21:17 el PP logró el llamado concejal de oro, el que le dio la mayoría absoluta y antes de las 23:00 se situó en los 20, rompiendo todos los techos imaginables y relegando al PSOE a su peor posición desde 1995, en un escenario también desfavorable para los socialistas, inmersos en la crisis posterior a la Expo del 92. En dichos comicios, no obstante, logró gobernar con los votos del PA, con seis concejales. Ahora no tiene ninguna opción. Tanto el PSOE como IU bajaron en votos y sólo el PA logró un leve repunte, insuficiente, pero que ha confirmado la valía de su candidata.

La mayoría absoluta redibuja incluso el esquema de gobierno del Ayuntamiento. El cambio tranquilo se inició anoche.