Agricultura

El próspero negocio del cultivo del mango en Málaga

  • La producción de mango aumenta un 63% y se han plantado 700 hectáreas más en un año en Málaga

  • Su consumo en España y Europa es cada vez mayor y es un producto rentable

Un hombre recolecta mangos.

Un hombre recolecta mangos.

El cultivo de mangos no solo está de moda sino que es rentable. El consumo de esta fruta es cada vez mayor tanto en España como en Europa y aunque la competencia de otros países como Brasil, Perú, México o Costa de Marfil es brutal, los agricultores malagueños, que acaparan el 90% de la producción española, son poco a poco más fuertes.

Los datos no dejan lugar a la duda. En la campaña anterior, la de 2018, hubo una producción de 36.000 toneladas de mango en Málaga, mayoritariamente en la zona de la Axarquía, lo que supuso un incremento del 63% respecto al año anterior. Ese fuerte aumento se debió a que hubo más fruto y a que se disparó el número de hectáreas de cultivo un 20%, pasando de 3.300 en 2017 a 4.000 el año pasado. “Este año es posible que haya una producción algo inferior, aunque por otra parte van a entrar en juego nuevas explotaciones que se plantaron hace unos años”, explica Benjamín Faulí, técnico de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Málaga.

Hay 700 hectáreas más de cultivo e incluso podría seguir aumentando aunque, como expone Faulí, “habría que buscar más agua” para su riego. En los meses de septiembre y octubre se produce el pico de producción y es cuando hay una mayor comercialización, finalizando la campaña en noviembre. El mango tiene una vida útil corta, es decir, debe ser puesto de forma rápida a la venta tras su recolección para que no pierda sus propiedades y su sabor por una maduración excesiva. Ese es el as que tienen bajo la manga los agricultores malagueños respecto a la competencia internacional para intentar arañar cuota de mercado. Los mangos procedentes del continente americano son recogidos más verdes para que vayan madurando en su transporte en barco hasta el destino final.

Un árbol de mangos. Un árbol de mangos.

Un árbol de mangos.

Según un informe elaborado por Asaja, el consumo de mangos está creciendo de forma continua tanto en Europa como en España. En el caso europeo, el principal importador es Países Bajos con un 54% del mercado (un país con un gran consumo de frutas y hortalizas), seguido de Reino Unido (19%, especialmente por su colonia asiática), España (10%), Francia (6%), Bélgica (5%) y Portugal (3%). Los principales países suministradores en Europa son Brasil (36%), Perú (27%) y Costa de Marfil (8%), mientras que dentro de España el que se lleva el gato al agua es también Brasil (60%), seguido de Perú (25%), México (3%), Costa de Marfil (3%) y Senegal (3%).

Como puede comprobarse no es fácil hacerse un hueco en este mercado, pero los agricultores malagueños tienen la ventaja de la cercanía al cliente y de una mayor calidad del producto. A eso se le suma que los españoles apuestan cada vez más por este tipo de fruta tropical, que hace unos años era algo casi exótico pero que ahora se encuentra en los lineales de cualquier supermercado. El estudio de Asaja indica que el consumo de mango en España se ha elevado un 277% en los últimos cinco años pasando de un consumo per cápita de 0,21 kilos por habitante y año en 2014 a 0,58 kilos por habitante y año en 2018.

“Es un cultivo rentable porque cada vez se consume más y tenemos la oportunidad de seguir desarrollándolo en Málaga”, comenta Faulí. El precio es un factor clave para analizar esa rentabilidad. En 2017 se pagaban 1,20 euros por kilo al agricultor, alcanzándose una facturación agregada de 26,4 millones de euros. En la campaña pasada el precio se redujo hasta los 0,85 euros por kilo, aunque la facturación total aumentó hasta los 30,6 millones al haber una producción mayor. “Este año no sabemos qué pasará con el precio. Esperamos que se estabilice en torno al euro por kilo por la calidad de nuestra fruta y porque puede haber menos producción”, pronostica este experto. En los supermercados el cliente paga bastante más, pero esa es la eterna batalla de los intermediarios.

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