Economía

"La crisis es una oportunidad para resideñar el sistema financiero"

  • El economista bangladeshí afirma que si las grandes corporaciones cedieran protagonismo a los pobres, "el impacto de la recesión sería mucho menor".

El bangladeshí Muhammad Yunus, abanderado del sistema de microcréditos que le valió en 2006 el premio Nobel de la Paz, asegura que en la Cumbre Mundial del Microcrédito en Valladolid -del 14 al 17 de noviembre- se hablará de la crisis como "una oportunidad para rediseñar el sistema financiero". "No podemos tener un sistema financiero que sólo se ocupe de las grandes corporaciones. Hay miles de millones de pobres. Si liberáramos sus energías y su potencial, el impacto de la crisis sería mucho menor", señala Yunus.

El conocido como banquero de los pobres afirma que una de la recetas que proponen las microfinanzas para superar la crisis y combatir el desempleo masivo tanto en el primer como en el tercer mundo son "los negocios sociales". "Todo el mundo puede hacerlo. Hay dos tipos de negocio: uno que ya conocemos y que sirve para ganar dinero, y otro que no conocemos y que se dedica a solucionar problemas donde el dinero que ganas no es para ti mismo, sino para combatir la violencia o las drogas".

Yunus cree que la cumbre de mediados de noviembre en Valladolid se celebra en un "momento adecuado", ya que "Europa y América están frustrados por los problemas de sus economías". "A las microfinanzas les van las cosas muy bien. La crisis no nos ha afectado. En este negocio tratamos con la economía real, no con la economía de fantasía actual. Queremos que los microcréditos dejen de ser una nota a pie de página en el sistema financiero".

El premio Nobel explica que ahora el objetivo es "crear un sistema inclusivo para que los dos tercios de la población mundial que están excluidos del sistema puedan tener acceso a créditos". "La crisis ha tenido un impacto positivo porque ha aumentado nuestro atractivo a ojos de los necesitados. Los desempleados ven en el microcrédito una escapatoria, una alternativa, un sistema paralelo al tradicional".

El economista destaca que "el impacto social de los microcréditos ha sido enorme, pero el económico tampoco ha sido insignificante". "Hemos ayudado a millones de pobres que no tenían acceso a ninguna financiación. Ahora, esas personas marginadas pueden recibir un crédito, comprar, vender o producir algo. Por vez primera, son dueños de su propia vida", apunta.

Yunus, galardonado en 1998 con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia, explicó por qué las mujeres son "las principales clientes de los microcréditos". "Las mujeres están en la primera fila del hambre y la pobreza. El impacto de los microcréditos en las mujeres es mucho más grande que si los recibieran los hombres, ya que son ellas las que cuidan de los niños", comentó.

Recuerda que durante muchos años se dijo que los microcréditos sólo podían utilizarse "en países pobres de Asia" y que 35 años después "hay programas de microcréditos en casi todos los países". "Los microcréditos se adaptan como un guante a la situación de las mujeres en todos los continentes, sea en Asia, África o América Latina", indica.

Yunus reconoce que incluso en las microfinanzas la regulación también es inevitable, ya que "cuando se habla de dinero y de gente siempre hay espacio para los malentendidos y el incumplimiento de las promesas". "La terminología y la contabilidad deben ser transparentes, aunque la regulación no debe ahogar la iniciativa. A veces las reglas son interpretadas según los deseos de los reguladores. Yo me refiero a una regulación que sea amistosa".

Además, comprende que en épocas de crisis los gobiernos reduzcan las contribuciones a las microfinanzas, ya que en estos tiempos cualquier exceso dispara el déficit presupuestario. Por ello, "debemos poner en práctica programas sostenibles que puedan funcionar de manera autónoma en el negocio de ayudar a la gente".

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