Tribuna Económica

Gumersindo Ruiz

Motivos de esperanza, del rojo al amarillo

Ya había oído hablar de la prueba del Covid-19 que puede hacerse uno mismo, y con bastante prevención descargué el artículo de Vet Loan Dao Thi y dieciocho colegas de la Universidad de Heidelberg, cuyo título resumido es: Un RT-LAMP para detectar SARS-CV-2 (Severe Acute Respiratory Syndrome-Coronavirus), publicado hace unos días en la Science Translational Medicine (número 12, septiembre 2020). Si lo he entendido bien, su importancia es excepcional, pues se trata de una prueba con saliva, que en unos 30 minutos nos dice si hay o no contagio de coronavirus. La RT-LAMP es el método de detección del genoma que se desarrolló en su día para el virus del Zika, transmitido por un mosquito, y que casi provoca la suspensión de los juegos olímpicos en Brasil; su fundamento es que resulta más sencillo detectar si está presente el genoma del virus, que si la persona ha desarrollado reacción contra el mismo, que depende en cierta medida de cada caso.

Loan Dao y sus compañeros comprueban si este método sirve para la detección del Covid-19, y su conclusión es que sí; y además desarrollan su aplicación de manera muy sencilla. Los detalles de la investigación son exhaustivos, pero como hechos e ideas concretas podemos sacar las siguientes. Primero, sin una vacuna y con la necesidad de detectar a personas contagiadas, hace falta una prueba simple y económica, con resultados inmediatos, y repetible -porque uno puede no estar contagiado hoy pero sí mañana, y hay portadores que no manifiestan síntomas-. Segundo, debería ser fácil hacer pruebas incluso semanales en empresas con muchos trabajadores, centros docentes, o pueblos o barrios enteros donde hay evidencia de contagio. Tercero, esta prueba requiere sólo incubar la muestra de saliva en un soporte a 65º -lo que hace uno mismo con un recipiente adecuado y un termómetro- en el tiempo indicado de unos 30 minutos; si es positivo el soporte pasa del rojo al amarillo, y puede recogerse el resultado con la cámara de un móvil, o un escáner de oficina. Cuarto, las pruebas se han hecho en laboratorio con 768 muestras reales de contagios positivos de coronavirus; y según las condiciones se detecta entre el 86% y el 97,5% de los casos.

Aunque esto no es una prueba de diagnóstico, ni dice si hace falta o no un tratamiento clínico, no hay duda de que se trata de una herramienta formidable para combatir la enfermedad y mantener la actividad económica. Hay varias ideas que surgen; una, estar pendiente de todo lo que aparezca nuevo que tenga garantías técnicas, sea sencillo, barato y eficaz; otra, que lo razonable es evitar contagios, y los avances técnicos no van a quitarnos la responsabilidad de seguir con la higiene y distancia física, que se ha relajado de manera general, como podemos comprobar echando un vistazo a nuestro alrededor, y mirándonos a nosotros mismos. Y, en fin, quizás empecemos a apreciar el esfuerzo de científicos en la Universidad, que dedican lo mejor de su vida a un trabajo en general voluntarista, mal remunerado, y poco reconocido. La enfermedad actual es muy contagiosa, aunque con mortalidad relativamente baja, y no hay que regatear en medios económicos y humanos preparándose ante un posible virus quizás más dañino que el actual.

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