Tribuna Económica

Carmen Pérez

Inversión empresarial, motor de la actividad económica

Las empresas son, sin duda, los motores que hacen que toda la economía se ponga en funcionamiento. De un modo directo o indirecto todos los demás agentes económicos -familias y administraciones públicas- dependen de cómo les vaya a ellas. Por eso resulta fundamental que se decidan a acometer proyectos de inversión que les permitan ganar competitividad, y así conseguir mantenerse, ganar tamaño, expandirse o internacionalizarse. ¿En qué tipos de activos invierten?, ¿cuáles son los determinantes que les hacen tomar la decisión de invertir?, ¿con qué recursos las financian? El Banco de España ha publicado hace unos días el artículo La inversión y la financiación de las empresas no financieras españolas que proporciona datos para responder a estas preguntas.

La gran mayoría de las inversiones empresariales -el 85% del total- corresponde a activos materiales, siendo las restantes en activos intangibles, como software informático, bases de datos, I+D, patentes, licencias o actividades encaminadas a mejorar la competencia económica mediante la formación de los empleados, la estructura organizativa o el desarrollo de una reputación a través de las marcas. Por tamaños, las grandes empresas son las que mayor proporción dedican a los intangibles; y si atendemos a la distribución sectorial, son las de rama de información y comunicación, seguido de las empresas industriales, las que les conceden a los intangibles un peso más elevado.

El estudio también señala que las empresas que se deciden a invertir -tanto en activos tangibles como intangibles- son las más rentabilidad presentan y las que disfrutan de una posición financiera fuerte, con menor nivel de endeudamiento y, por tanto, con cargas financieras menos elevadas. Esta conclusión viene a constatar lo que la literatura financiera mantiene, que las variables financieras y la facilidad de acceso al crédito condicionan de forma importante la inversión empresarial, aunque el informe encuentra que este efecto es más acusado cuando se consideran sólo las inversiones tangibles.

En cuanto a las fuentes de financiación utilizadas, las empresas con inversión neta positiva utilizan tanto fondos propios como ajenos, aunque el peso relativo de estos últimos se redujo significativamente a partir de 2008. Por tipo de activos, se observa que las empresas que invierten intensivamente en intangibles están encontrando dificultades para acceder a la financiación ajena, debido el mayor riesgo percibido por los prestamistas para este tipo de activos.

Desde una perspectiva temporal, la inversión productiva de las empresas españolas, ha sido positiva desde 2014, coincidiendo con la salida de la crisis económica. Pero, sin embargo, no ha conseguido aún alcanzar los niveles anteriores a la recesión, por lo que para las diferentes administraciones públicas debería ser objetivo prioritario tomar las medidas adecuadas para fomentar que la inversión productiva se siga recuperando. Los empresarios toman las decisiones de inversión por intereses propios, pero terminan beneficiando a toda la sociedad porque sólo con ellas se impulsa el crecimiento económico del país y se incrementa su riqueza.

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