Aceite de oliva

España dispara las compras de aceite en Portugal para sortear el arancel de EEUU

Campos de olivos en la región portuguesa del Alentejo

Campos de olivos en la región portuguesa del Alentejo

Aún es pronto para calibrar las consecuencias del arancel del 25% impuesto por EEUU a productos como el aceite de oliva español y la aceituna verde, pero ya hay signos que apuntan a unas primeras consecuencias. Está, por ejemplo, el descenso del consumo general del aceite, del 8% en diciembre, uno de los argumentos que la North American Olive Association expuso ante la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR) para eliminar las tasas.

Recordemos que este departamento de la Administración Trump está revisando los aranceles actuales, con vistas a mantenerlos, aumentarlos, eliminarlos o incrementar el número de productos.

Importaciones altas con existencias récord

Otra consecuencia afecta directamente al mercado español, y concretamente a los movimientos –en importaciones y exportaciones– del producto. Según los datos de Datacomex, el servicio de estadísticas de comercio exterior del Ministerio de Industria, España importó en noviembre, primer mes completo con aranceles del 25% (comenzaron a aplicarse el 18 de octubre), 16.041 toneladas de aceite de oliva (20.000 en diciembre), una cifra algo superior a la del año pasado.

Es cierto que las importaciones dependen mucho del nivel de existencias disponibles en España: si no hay mucho producto en un momento puntual, se satisfacen las necesidades de los mercados comprando algo de aceite fuera, algo que sucedió en 2018. Sin embargo, según la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) estamos en España ante un nivel récord de aceite disponible en noviembre, 705.100 toneladas (ya superan el millón en diciembre), muy por encima de las 272.200 del mismo mes de 2018.

Parece evidente, pues, que el incremento de las importaciones en noviembre se debe a que las empresas españolas están embotellando aceite de otros mercados para sortear el arancel en EEUU, que, recordemos, no afecta a ningún otro país de la UE, sólo a España. Y el mercado elegido como preferente para ello –por los menores costes logísticos que ofrece y por que la cosecha es más temprana– está siendo Portugal.

Efectivamente, las importaciones de aceite de oliva del país vecino se elevaron a 9.718 toneladas en noviembre, un 59,8% más que el año pasado. “Allí llevan semanas celebrándolo”, señala Rafael Picó, director genera de Asoliva, la asociación que agrupa a los exportadores de aceite de oliva. A gran distancia, los dos países que le siguen son Túnez, con 2.068 toneladas, y Argentina, con 1.584, cinco veces más que en noviembre de 2019.

Una estrategia transitoria

Según Pico, esta estrategia –la de envasar aceite de otros países– obedece a la necesidad por parte de muchas empresas de mantener la presencia de su marca en Estados Unidos, después de que en muchos casos hayan estado décadas trabajando aquel mercado. El directivo de Asoliva afirma que es una decisión transitoria y que se toma “esperando que cambie la situación”.

A largo plazo, continúa, es difícilmente sostenible. Por un lado, una mala cosecha en los países importadores obligaría a recurrir a aceite de España –el principal productor con diferencia– y eso implicaría pagar el arancel, subir los precios al consumidor y perder mercado. Y, por otro, a largo plazo se produciría un daño evidente a la marca España, ya que el aceite de origen español retrocedería en Estados Unidos, aunque las marcas vendedoras sean españolas.

Deslocalización de empresas

Pico apunta, de mantenerse esta situación, a una deslocalización de plantas hacia otros países, ya que Estados Unidos es un mercado estratégico para las envasadoras: “Representa el 50% de las ventas de aceite de oliva fuera de la UE y, hasta el arancel, estaba registrando crecimientos en el consumo más importantes que en otros países”, dice.

Asoliva reclama –ante la inminente revisión del arancel que puede penalizar con el 100% el aceite envasado e incluso incluirse el granel– que la UE acceda a negociar un acuerdo comercial con EEUU que incluya el uso de plaguicidas, los transgénicos y la carne hormonada, rechazada por Europa. Es un deseo viejo de Trump, y de hecho esta misma semana lo volvió a reclamar (bajo amenaza de más aranceles) vía Twitter.

Pero Bruselas no parece muy dispuesta a ceder, y de hecho hace unos días el ministro de Agricultura, Luis Planas, manifestó a Asoliva que “no tenía conocimiento de que se fuera a negociar ese tema”, según Pico. Para la asociación, ni siquiera está garantizado que la UE responda a los aranceles, incluso cuando en mayo la Organización Mundial del Comercio (OMC) le autorice a aplicar sanciones por las ayudas de EEUU a Boeing, ya que países como Alemania temen la reacción de Trump: aranceles al automóvil, al acero y al aluminio.

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