Contra viento y marea. Y un gol en contra. Y hasta el señor colegiado. Con todo eso pudieron los guerreros algeciristas, ayer más guerreros si cabe, para ganar por derecho y remontando a un rival directo en la zona media. Queda devuelto el palo de la ida. Suele hacerlo en todos y cada uno de los partidos pero el Algeciras en una tarde para estar refugiado se mojó de como nunca, literal y metafóricamente. Un nuevo vendaval en entrega, un huracán de querer en la segunda parte para apuntarse tres puntos que son más de media salvación.

El viento jugó el partido como uno más. Caprichoso y travieso con el balón pegó en la cara de los albirrojos en la primera parte, estuvo en contra, aunque a nadie le agrada jugar con un cortina de agua de por medio. Eso permitió que los visitantes se fuesen 0-1 al descanso. Luego se cambió las tornas y los jugadores de El Palo lo llevaron mucho peor. El Algeciras quiso más al partido, fue más práctico, puso más corazón pero también más cabeza que El Palo.

El gol podía llegar de cualquier manera. Cualquier balón era una moneda al viento que podía tener cualquier consecuencia. Era un partido para los cochinos. Las primeras mejores ocasiones fueron para el Algeciras. Jesús Alfaro está inmenso, en cada partido, y es un peligro potencial en la jugada más insospechada. En el 12', puso un balón atrás que ninguno de sus compañeros supo descifrar yéndose todos a la portería.

En el centro, Mario y Parada eran los principales encargados de intentar controlar algo la pelota o, al menos, impedir que lo hiciera el contrario, muy vertical, aprovechando que el viento soplaba a favor. Hay que decir que el césped, a pesar del agua, estaba impecable, incluso demasiado rápido. Iván hizo un gran trabajo en tres cuartos de campo, peleando, estando en toda. Como le gusta. Con el balón, los de Sanlúcar le quisieron poner criterio, por abajo porque por el aire era simplemente imposible.

Cuando el colegiado pitó una falta lateral en el 22', todos los albirrojos se echaron a temblar. Y no les faltaba razón. El centro se fue envenenando, ningún defensa fue capaz de resolver el galimatías del disparo y el viento y la pelota quedó muerta para que Igna hiciera el 0-1.

Tocaba remar contra viento y resultado. Y otra vez tocaba remontar en un escenario en el que a ratos se hacía imposible jugar.

No pudo recortar distancias antes del descanso. Era fundamental pero quedaba otros 45 minutos para la enésima reacción albirroja. Salió con decisión el Algeciras a por el empate. Tuvo varios acercamientos a la meta de un Pagola que perdía casi un minuto en cada saque de puerta con la excusa del viento. Con el marcador en contra tuvo menos problemas para sacar.

La entrada de Javi Fernández por Mario, bien pero ya cansado, fue fundamental. El conjunto del Nuevo Mirador volvió a aprovecharse del juego alocado y anárquico del malagueño, que tal vez debió jugar desde un principio aunque sigue dando frutos como revulsivo. Fue él quien disparó a puerta y el rechace lo introdujo un liberado Carlitos Andújar, que ayer además de volver a marcar, trabajó bien. La recompensa, además del tanto, una ovación con parte de la tribuna en pie. El extremeño sigue creciendo.

Con el empate, el huracán algecirista se había desatado. Y la grada de tribuna, la única que ya tenía público a esas altura, soplaba a favor. Romero despejó un balón que llegó hasta la otra puerta, se la tragó Jesule en el bote pero Alfaro lanzó por alto y ahí Pagola le ganó la partida y despejó en la única parada que hizo.

Llegó otro tanto muy similar al del empate pero quedó anulado por fuera de juego. Y luego un tiro al palo de un Javi Fernández desatado.

Arrenetidas intermitentes. Pelea por cada balón. Partido feo para el espectador pero con emoción. El Algeciras fue mejor, más inteligente, más insistente. El Palo perdía tiempo y sólo intentaba atacar a la contra pero era muy complicado porque al cansancio se sumaba el viento en contra.

Y en el 81', emergió Ryan Harper. Oportunísimo. Buenísimo el centro del Alfaro y certero el remate de cabeza del escocés, abajo y pegado al palo. Otra remontada más. Locura en la grada y en el campo. Trabajo enorme de los albirrojos que merecían el triunfo.

Ya no se podía escapar los tres puntos. Con lo más complicado hecho, la consigna era jugar poco, estar concentrados y no complicarse la vida. Berlanga entró al campo para hacer el trabajo sucio. "En la última jugada le dijimos a Javi Fernández que mandará la falta a Los Barrios, no podía jugarse más", dijo Manolo Sanlúcar en rueda de prensa; el de Bornos también ganó la partida de los banquillos con los cambios. Claves.

El Algeciras ganó y accede a otro nivel, a esa zona medio-alta, a trece puntos del descenso, gracias a estar ocho jornadas sin perder.