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Un triunfo desapacible

  • Valioso La Balona derrota a un más que digno Villanueva en un partido árido que le mantiene en el vagón de cabeza Doblete David Hernández anota los dos goles del equipo de casa, ambos de cabeza.

La Real Balompédica logró ayer un triunfo tan insípido como valioso y merecido. Una victoria árida, amparada en dos goles de David Hernández en un partido que se hizo eterno. Tres puntos gestados al más puro estilo Segunda B, sin apenas fútbol. Pero, al fin y al cabo, un éxito que apuntala a los albinegros en el pelotón de cabeza. Un partido de esos desagradables en los que los que ganar marca la diferencia entre los que acaban suplicando por la permanencia y los que se permiten el lujo de soñar con cotas mucho más ambiciosas.

El rival fue un Sporting Villanueva infinitivamente más digno de lo que cabe exigir a una plantilla que habita en un vestuario y que pone su coche y su dinero para poder competir. Tan digno que al final, aunque hubiese sido disparatadamente injusto en el cómputo de la contienda, tuvo la suya para empatar.

El fútbol, en el terreno de juego, no entiende de estrecheces económicas. El Sporting Villanueva desplegó en La Línea un planteamiento austero, acumulando hombres de medio campo hacia atrás, pero con un orden y una disciplina exquisitos. Y la Balona salió falta de chispa, de cordura. Ocaña inquieta más cuando juega de mediapunta que de pivote como ayer y la ausencia de Bello chirriaba por la nula aportación de un invisible Domingo Ferrer.

Todo aquello se tradujo en un primer tiempo infumable, en el que el equipo de casa era superior, pero sólo porque disfrutaba de la posesión y porque atesora más calidad, lo que se dejó ver en sus ocasiones. Única y exclusivamente por eso.

Copi, inquieto pero poco acertado en su regreso a la titularidad, cabeceó fuera por poco en el siete. En el once el conjunto extremeño salió de su madriguera el tiempo justo para que la Balompédica montase una contra, Javi Gallardo la pusiese dentro del área y Copi cabecease. Camacho realizó el primer paradón de una brillantísimo tarde en su regreso a casa, pero su rechace lo aprovechó David Hernández para hacer el primero de la tarde.

El marcador no alteró una pizca la filosofía de juego de los de Ferri, agazapados esperando que el resultado les permitiese llegar vivos al final para jugársela, posiblemente, a un balón colgado.

En el 27' llegó la otra clara ocasión del primer periodo. El guardavallas exbalono contrarrestó a Ocaña.

Tras el descanso el panorama cambió lo justo. Nada más empezar volvió a merodear Copi y volvió a repeler Camacho. Colosal. Como si tuviese que demostrar algo. En el 50 el exalgecirista David Pino aprovechó una de las inquietantes pérdidas de balón de Ocaña en la medular para plantarse ante Pagola, pero el meta navarro resolvió con propiedad.

En el 60' Escobar dio entrada a Chico Díaz y adelantó a Ocaña. Fueron los únicos minutos de fútbol-fútbol, con el gaditano -que juega menos responsabilizado más cerca del marco rival- haciendo de las suyas. Juampe Rico y el propio Ocaña estuvieron a punto de sentenciar. Pero se interpuso Camacho. Otra vez Camacho.

Fue entonces cuando el técnico balono tomó una decisión cuando menos, difícil de digerir. Sacó a Ocaña del partido para dar entrada a Joao. El problema no fue sólo que la Balompédica volvió a apagarse, a diluirse, sino que el Villanueva le perdió el miedo a la derrota.

La afición se dio cuenta de que su equipo se tambaleaba y empezó a empujar. Arropado por esos cánticos Juampe Rico -el otro Juanpe, Berga, parece que no jugará nunca- la puso de dulce en el borde del área pequeña y David Hernández, enchufado, le robó la cartera a todos y cabeceó el 2-0.

Ismael Chico se fue a la caseta y la Balona se descompuso en los diez últimos minutos. Llegó el 87' y el árbitro castigo con penalti un salto entre Chico Díaz y David Pino. Que el defensa le metió el brazo es vedad. Que jugadas como ésa hay mil en una temporada y no se sancionan, también.

Otro exalgecirista, Cabello, que cada vez que viene a La Línea marca, hizo el 2-1. Y después el Sporting tuvo hasta la suya. Una de esas que provoca que en la grada se oiga un resoplido de alivio.

Al final victoria resultadista y la mirada puesta en la visita al Benito Villamarín. Hay veces en las que lo mejor de un partido es el final y el resultado. Ayer fue una de ésos. Lo importante es que los puntos valen lo mismo que ante cualquier otro rival.

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