Ciclismo l Tour de Francia

Dos regresos y un destino

  • La vuelta de Contador, que es el principal favorito, y de Armstrong relanzan la expectación de la ronda francesa, que hoy arranca en Mónaco · Sastre, el último ganador, se resiste a un papel secundario

Los ojos del mundo del ciclismo estarán puestos a partir de hoy en ver cómo se resuelve el duelo fratricida entre Lance Armstrong y Alberto Contador en el Tour de Francia, que arranca en Mónaco un año más con la espada de Damocles del dopaje sobre su cabeza. El caso de Thomas Dekker enturbió ya el ambiente antes de la contrarreloj de hoy de 15,5 kilómetros en el Principado, pero el diario L'Equipe, ligado a la organización, ya advirtió que todavía podrían conocerse "de cuatro a siete" casos positivos más de la Vuelta a Suiza y del Tour de Romandía.

En nada ayudó a la regeneración del ciclismo el anuncio el jueves del kazajo Alexander Vinokourov de su regreso al ciclismo a final de mes, cuando se cumplan sus dos años de sanción. Y nada menos que en el equipo Astana, el de Armstrong y Contador.

El manager del conjunto, el belga Johan Bruyneel, no parece estar nada de acuerdo, pero el ex campeón de la Vuelta a España, que habló con el vicepresidente de la Federación Kazaja de Ciclismo, principal patrocinador del equipo, a su lado, lo dejó muy claro: "O me acepta en el equipo o se tiene que ir", advirtió el ciclista.

Así las cosas, sólo los muy bien pensados cuentan con un cambio a mejor en lugar de con una nueva carrera farmacéutica. El Tour 2009, edición número 96 de la prueba, es otro viaje a lo incierto.

El año pasado, el primer positivo llegó a los seis días. Dentro de 3.459,5 kilómetros entre Mónaco y París, se sabrá si los vetos y los anuncios de nuevos métodos de control tuvieron el efecto deseado.

El 26 de julio, en los Campos Elíseos, se conocerá también el resultado del esfuerzo autoimpuesto del estadounidense Lance Armstrong. ¿Podrá el texano lograr otro milagro deportivo ganando su octavo Tour cuatro años después de dejar el ciclismo?

El tiempo y su colega Alberto Contador parecen ser los principales rivales del corredor de 37 años. "Ganar el Tour con 40 es muy tarde, así que tengo que darme prisa", reza el credo del norteamericano, que terminó el Giro de Italia en el puesto 12.

Para la victoria número ocho, Armstrong tendría que urdir una revolución en su propio equipo. Contador, de 26 años, es el gran favorito al triunfo y, según el dictado oficial de Bruyneel, el jefe de filas del Astana.

El madrileño, que ganó el Tour en 2007 y Giro y Vuelta en 2008, es el número uno en la lista de candidatos para muchos expertos, entre ellos el ex supercampeón Eddy Merckx.

El mismo Armstrong habla vacilante de un octavo triunfo. "Mi condición es buena. Quizá no la mejor de mi vida, pero correré por estar arriba", aseguró el ciclista, superviviente de un cáncer y padre de cuatro hijos.

De todas formas, Armstrong sí dejó a los escépticos un mensaje más propio de su estilo autoconfiado y desafiante: "Aquellos que pronostican que quedaré en el puesto diez van a quedar muy decepcionados".

La pelea entre compañeros puede dejar espacio para que lo aprovechen corredores como el español Carlos Sastre, actual campeón. El dorsal 1 se resiste al papel secundario que le otorgan algunos y anuncia mucha batalla, aunque la montaña es menor en esta edición. Otros que deben estar a la expectativa son el eterno segundón Cadel Evans o el último ganador del Giro, el ruso Denis Menchov, así como el luxemburgués Andy Schleck.

Menos competencia tendrá en los sprint el británico Mark Cavendish. Con el lesionado Robbie McEwen fuera de acción, el ciclista del Columbia, ganador de cuatro etapas en 2008, tendrá que vigilar de cerca a un rival sobre todos: Tom Boonen.

El belga tomará la salida después de que el Tribunal Arbitral del Deporte francés le diera la razón frente a los organizadores de la carrera, que le habían excluido tras haberse comprobado que había consumido cocaína. Boonen, de 28 años, fue apartado del Tour después de que en abril pasado diera positivo por cocaína por segunda vez en su vida. En ambos casos, el sprinter belga no fue sancionado porque los controles se habían hecho fuera de competición, un periodo en el que la cocaína no está considerada como un producto dopante.

Veintiuna etapas -incluidas tres con llegada en alto (con el temido Mont Ventoux dictando sentencia) y dos cronos individuales largas- esperan a los 180 corredores de los 20 equipos participantes. No todos llegarán a París.

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