La pelota de papel

En el eterno imperio de Leo Messi

  • La falta del estímulo de Cristiano no ha restado un ápice de voracidad al crack argentino, que ha vuelto a gobernar a placer

  • Fin de ciclo en el Real Madrid

  • El VAR, buen invento a medias

Messi celebra con Malcom uno de sus goles al Eibar el pasado domingo.

Messi celebra con Malcom uno de sus goles al Eibar el pasado domingo. / Juan Herrero (Efe)

Lionel Messi, con Cristiano Ronaldo luciendo abdominales en el Piamonte, se ha tomado la Liga como una carrera contra sí mismo. Contra su grandeza aún sin límites. Ha gobernado el campeonato de cabo a rabo, y en el paréntesis que no estuvo por aquella lesión de brazo ante el Sevilla, sus compañeros, que tampoco son cojos, supieron estar a la altura para mantener a raya al Atlético de Madrid, el único rival que medio le ha competido el título hasta el final.

El once de la Liga. Fuente: elaboración propia. El once de la Liga. Fuente: elaboración propia.

El once de la Liga. Fuente: elaboración propia. / Dpto. de Infografía

Sin Cristiano, se propuso dar caza a una leyenda en sepia, uno de los grandes referentes históricos de la Liga, Telmo Zarra. Único, hasta esta campaña, con seis Pichichis. Leo iguala su plusmarca con 35 goles, a las que añade 13 asistencias. Y los intangibles: una ascendencia descomunal en el juego, reflejada en su exhibición de poder en el Santiago Bernabéu en marzo. La sentencia llegó a inicios de abril derrotando al Atlético de Madrid en el Camp Nou. Un título que no es suficiente para el rey del fútbol, que marcó la Liga de Campeones como gran objetivo y volvió de Liverpool como de Roma, con el ceño fruncido.

Y Zidane, desgastado

El Real Madrid dimitió muy pronto de la Liga tras el adiós de Cristiano Ronaldo y la ausencia de un fichaje estelar que asumiese liderazgo. Las consecuencias fueron devastadoras con una plantilla repleta de jugadores con la tripa llena de títulos que, desde el inicio de temporada, se lanzaron a un fin de ciclo abrupto para acabar sin alma ni orgullo. Devoraron entrenadores, primero a Julen Lopetegui y después a Santi Solari, antes de acudir al técnico del éxito, un Zinedine Zidane que no pudo frenar la caída. El Real Madrid firmó su peor Liga en 19 años. Hasta doce derrotas y cinco empates. Vulnerable para todos. En manos de un niño de 18 años, Vinicius, para recuperar por momentos la ilusión y con sólo Karim Benzema dando un paso al frente como líder goleador inesperado. Y ojo, que la figura de Zidane ha sufrido más desgaste del previsto cara a la venidera temporada, en la que Florentino tendrá que abrir la caja de caudales para volver a ilusionar a la afición con más de un galáctico.

Un VAR que perfeccionar

No acabó con la polémica pero sí fue clave para que la justicia se haya incrementado en cada partido de Liga. La introducción del vídeo arbitraje reduce ostensiblemente el número de errores de los colegiados, que deciden en décimas de segundos y con la ayuda de árbitros que han seguido con pantallas y repeticiones cada partido, han corregido sin reparo muchas decisiones. Aguantó el VAR numerosas críticas de los profesionales del fútbol por un inicio en el que costó su integración, más lento que el del último Mundial, con poca presencia de los colegiados en la banda para visionar jugadas dudosas, pero el paso del tiempo ha ido normalizando su uso. En continua mejora, ha llegado para quedarse.

Con todo, ha habido flagrantes diferencias de criterio, sobre todo en las manos dentro del área, voluntarias o no. En este tipo de acciones, urge aclarar qué es penalti y qué no.

El equipo revelación. Fuente: elaboración propia. El equipo revelación. Fuente: elaboración propia.

El equipo revelación. Fuente: elaboración propia. / Dpto. de Infografía

El milagro azul

“Hemos sido un ejemplo en todo”. La frase repleta de orgullo es de José Bordalás, el técnico de moda del fútbol español que ha hecho historia con un club modesto como el Getafe. Lo cogió con problemas en la división de plata y lo ha metido en competición europea en un continuo y firme crecimiento. Ha explotado al máximo sus recursos, con Jorge Molina en su segunda juventud y la explosión tan tardía como efectiva de Jaime Mata.

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