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Un duelo de emigrantes

  • Mientras Europa debate qué hacer con el flujo de inmigrantes, las semifinalistas de mañana mantienen una trayectoria triunfal gracias a jugadores con diferentes países de origen

El delantero francés del Chelsea Olivier Giroud, durante la conferencia de prensa que ofreció ayer en Moscú.

El delantero francés del Chelsea Olivier Giroud, durante la conferencia de prensa que ofreció ayer en Moscú. / alberto estévez / efe

Europa se enfrenta a una crisis migratoria que está poniendo en duda sus ideales de libertad y solidaridad. El Mar Mediterráneo es una trampa mortal para miles de refugiados. Los principales países de la Unión quieren frenar el flujo y dificultar la entrada de los inmigrantes.

Y mientras el debate por la crisis humanitaria crece, Francia y Bélgica, dos de los países con más inmigrantes, jalean estos días a sus selecciones de fútbol antes de que se midan el martes en las semifinales del Mundial. Dos selecciones que están a un paso del partido más importante que el fútbol pueda ofrecer gracias, precisamente, a jugadores con sangre africana.

Casi el 80 por ciento de la plantilla de Les Bleus son hijos de inmigrantes. En Bélgica la cifra roza el 48 por ciento. En ambos países hay una fuerte corriente de ultraderecha y antiinmigración que resurgió con fuerza tras la ola de atentados yihadistas que hubo en los últimos años.

Actualmente, el Agrupamiento Nacional de Marine Le Pen es la segunda fuerza política en Francia. "Quiero poner fin a la inmigración, legal e ilegal", dijo hace un año la líder de extrema derecha.

"Lo que la política no quiere, al fútbol le conviene", señaló recientemente el periodista y escritor argentino Andrés Burgo en su cuenta de Twitter.

Una gran estrella de Les Bleus, Kylian Mbappe, es de padre camerunés y madre argelina. Entre los titulares habituales están además Samuel Umtiti (Camerún), Matuidi (Angola), Pogba (Guinea) o Kante (Mali).

Romelu Lukaku, el máximo goleador de los belgas, nació en el Congo. En ese país tienen también su origen Vincent Kompany y Michy Batshuayi. Las familias de Marouane Fellaini y Nacer Chadli emigraron desde Marruecos.

"Cuando las cosas iban bien, leía artículos en los periódicos en los que me llamaban Romelu Lukau, el delantero belga. Cuando las cosas no iban bien, me llamaban Romelu Lukaku, el delantero belga de origen congoleño", indicó el jugador en un artículo para el The Players Tribune.

"Si no te gusta cómo juego, está bien. Pero nací aquí. Crecí en Amberes, Lieja y Bruselas. Soñaba con jugar en el Anderlecht. Empiezo una frase en francés, la termino en holandés y en el medio meto algo de español, portugués o lingala, según el barrio en el que esté. Soy belga. Todos somos belgas. Eso es lo que hace cool a nuestro país, ¿no?", añadió el delantero del Manchester United, que lleva cuatro goles en la actual Copa del Mundo.

Si nada extraño ocurre, Lukaku será titular mañana en San Petersburgo. Es posible que Bélgica juegue con tres futbolistas de origen inmigrante más en el once titular. En Francia tienen su sitio asegurado Mbappe, Umtiti, Pogba, Kante y Raphael Varane. Las raíces familiares de todos ellos están lejos de Francia.

"Las selecciones de Bélgica y Francia no podrán resolver los problemas de sus países", señaló esta semana el experto Afshin Molavi en un artículo en The Washington Post. "Pero mientras el debate sobre la inmigración en Europa se enciende, pueden señalar el camino hacia un ideal de la integración basado en el mérito".

Y qué mérito mayor para un futbolista, venga de donde venga, que jugar la final de la Copa del Mundo, un reconocimiento histórico que pasará a la historia para cualquiera de ellos.

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