Algeciras CF

El Algeciras, un líder con química

  • Salva Ballesta se ha ganado al vestuario: hace y dejar hacer; castiga y premia sin mirar el DNI

  • El compromiso de la plantilla, una de las claves del éxito en el Nuevo Mirador

Salva Ballesta y Melchor bromean tras la victoria sobre el Recre.

Salva Ballesta y Melchor bromean tras la victoria sobre el Recre. / Erasmo Fenoy

El vestuario local del Nuevo Mirador retumbaba con cánticos, música y todo tipo de gritos casi inaudibles. Era la particular fiesta del líder tras su victoria sobre el Recreativo de Huelva, tras el primer triunfo de 2021, ese que rompía con una racha de tres jornadas sin ganar y ese que consagra al Algeciras CF como favorito y candidato al ascenso... Al primero de los dos ascensos que esta temporada tan especial se ponen en juego. 

Salva Ballesta, el técnico albirrojo, el comandante de la tropa, dejaba celebrar a gusto a sus pupilos. El que fuera pichichi de Primera ha establecido una química poderosa con su plantilla que sin duda es una de las claves del éxito de este Algeciras 20/21. Salva hace y deja hacer, castiga y premia sin mirar el DNI o lo bueno que dicen que era fulanito. Ballesta se ha impuesto dejándose imponer a veces, algo que parece sencillo pero que se le resiste a la mayoría de los técnicos.

El Algeciras es una piña que funciona, pero no una piña como tópico, sino una de verdad en la que todo el mundo ha aceptado su rol. Si toca banquillo, toca morder para salir del banquillo. El técnico es la figura del proyecto -el que se lleva más titulares, sobre todo fuera de la ciudad-, pero Salva trata de repartir ese protagonismo con los que se visten de corto: "Los jugadores son los que mandan", repitió varias veces en la última rueda de prensa.

Ese buen rollo existente, esa familiaridad en la caseta, se trasluce en gestos cotidianos como el jugueteo del entrenador con Melchor tras el pitido final del último partido. El lateral, un veterano sin nada que demostrar, había jugado sin estar al cien por cien. Ese grado de compromiso se extiende y se ha convertido en la norma en un conjunto cuyo liderato ha dejado de ser una casualidad.

El Algeciras ha superado su primer bachecito del curso -si es que se puede considerar así- y lo ha hecho sin descomponerse ni volverse loco. Los albirrojos, además, continúan librando su particular batalla con las lesiones y están afrontando unos retoques en el mercado de invierno. Todo lo que sea seguir sumando entre las adversidades y la transición de llegadas y salidas aumenta el mérito de lo conseguido.

La idea del Algeciras es estar completamente definido para el último tramo de la primera fase y, sobre todo, para la segunda etapa de la competición. Lógicamente, Salva y sus guerreros no quieren ceder ni un peldaño en la clasificación y son conscientes de que por delante quedan siete partidos a cara de perro, el más próximo el sábado en Tenerife ante el CD Marino, el colista. Eso sí, con un colchón de ventaja interesante que puede permitir dos-tres tropiezos.

Con 24 puntos, cinco de ventaja sobre el segundo y siete sobre el cuarto, se podrían escribir infinitas líneas sobre las virtudes del Algeciras, sobre su juego, sus tácticas, su condición física... Pero el líder está donde está en gran proporción gracias a su química, a esa fórmula de convivencia entre cuerpo técnico y futbolistas que todos persiguen pero solo unos pocos logran.

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