Algeciras CF

Personalidad cuando más quema

  • El equipo de Ania, con sus virtudes y sus defectos, refrenda que sabe afrontar situaciones difíciles

  • La comunión entre el equipo y la afición, fundamental y el mayor activo del club

Jugadores y aficionados del Algeciras se aplauden en el Nuevo Mirador.

Jugadores y aficionados del Algeciras se aplauden en el Nuevo Mirador. / Erasmo Fenoy

El Algeciras CF ha demostrado que tiene personalidad para afrontar situaciones difíciles. La victoria contundente ante el San Fernando ha refrendado que el equipo de Iván Ania, con sus virtudes y sus defectos, sabe jugar cuando el balón quema. Como ocurrió en el Clásico tras lo de Cornellà, los albirrojos han dejado atrás su primer bache serio de la temporada con un partido que cura muchas de las heridas estaban abiertas después de un momento salpicado por derrotas que habían generado ciertas dudas. 

Se podrá dudar de muchos aspectos, se podrá debatir de la profundidad de la plantilla, de la necesidad de refuerzos, etcétera, pero los algeciristas volvieron a reivindicar su espíritu competitivo en una Primera RFEF que no regala nada a nadie. 

El triunfo sobre el San Fernando impulsó a varios jugadores a nivel individual (Romero volvió a marcar, Ferni se estrenó, Roni brilló, Iván capitaneó, Víctor López se adaptó al lateral, Pepe Mena fue Pepe Mena...) pero sobre todo revalorizó la labor del colectivo, la fuerza de un bloque que cuando va de verdad y mantiene la concentración es capaz de exhibir un nivel muy alto, un nivel suficiente para codearse con cualquiera.

La fuerza de la afición

La comunión que el Algeciras y su afición han alcanzado esta temporada es sin duda el gran activo de este club que camina hacia la transformación en SAD. Lo que está viviendo el Nuevo Mirador no tiene parangón reciente. Cada encuentro en La Menacha se ha convertido en una fiesta de animación y colorido. Gran parte de culpa la tienen las numerosas peñas que han revitalizado el ambiente con mucha gente joven y muchos hinchas que llevaban años sin pisar el estadio. El Fondo Sur se ha erigido en una referencia y en la caldera principal que con sus cánticos aviva la llama mientras rueda el balón.

Ante el San Fernando tuvo mucho que ver el recibimiento que la hinchada brindó al equipo y las muchas muestras de cariño y ánimo durante una semana dura que venía arrastrada de tres derrotas seguidas. Equipo y afición van de la mano y eso suma. Sean tres, cuatro o cinco mil personas, el Algeciras ha aprovechado la semilla de Almendralejo para fidelizar y cimentar un sentimiento que late más fuerte que nunca.

 

Portería a cero

El equipo de Iván Ania dejó la portería a cero después de tres encuentros (Murcia, Unionistas en Copa y Sanluqueño). El vestuario lo tenía claro: hacía falta más contundencia en las áreas y quizás esa pizca de fortuna que parecía haber dado la espalda en el último mes. En cualquier caso, una de las novedades ante el San Fernando fue ver a Víctor López en la posición de lateral derecho desde el inicio. El jugador cumplió en una demarcación que estaba dando dolores de cabeza desde que se lesionó Almenara en Alcoy. Víctor se ha ganado la oportunidad de repetir en el once al igual que Pepe Mena, que aprovechó la oportunidad para mostrar a ese futbolista que lleva dentro.

Cuando la bola entra...

Todo lo que no entró el día del Sanluqueño (aunque Leiva sí marcó un golazo) sí acabó en el fondo de las redes del San Fernando, incluso hasta un gol en propia puerta del meta azulino. El Algeciras estaba generando ocasiones y oportunidades y el día que está acertado es capaz de golear porque tiene mucha pólvora con Romero, Roni y ahora también Ferni. El problema quizás de las últimas semanas estaba siendo más de desconexión, de lagunas, de impaciencia cuando las cosas no salen. Por eso, la última victoria fue también un triunfo de madurez, de saber cocinar un partido a fuego lento. El Algeciras no estuvo bien en Madrid ni en Murcia y por eso perdió. Tampoco mantuvo la concentración ante Unionistas y Sanluqueño y por eso no ganó. Este equipo es consciente de que para llevar los tres puntos necesita bordear la perfección.

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