Javi Gallego vive el momento y disfruta de la oportunidad única que supone realizar la pretemporada con el Algeciras CF. El canterano sabe que no es un verano cualquiera. Es el verano del cambio en el Nuevo Mirador: nuevo proyecto, nuevo entrenador y el estreno de una nueva categoría, la Primera RFEF. El algecireño aprovecha cada entrenamiento y cada minuto de juego que Iván Ania le está dando. Sabe cuál es su sitio, pero también que estos trenes no pasan muchas veces en la vida.

Gallego es uno de los chicos de la cantera de La Menacha que se está haciendo notar (para bien) en el primer tramo de la pretemporada, como Leiva y, por supuesto, como los demás canteranos que se están dejando la piel para ayudar al primer equipo en su preparación. Arrancó el pasado 15 de julio con Ezequiel, José Mari y Leiva, y la pasada semana se sumaron Juan Carlos, Cosano, Natera y Felipe. Ania ha mostrado interés desde el primer día por ir examinando a los chavales de la casa.

Javi Gallego es de La Granja y como no puede ser de otra manera jugó en el Loluba, el equipo de la barriada donde muchos futbolistas han echado los dientes. El zaguero pasó por la filas de otro clásico de la ciudad como Elcano y siendo alevín fichó por el Cádiz CF. Como amarillo, el algecireño estuvo cuatro temporadas y formó parte de la selección provincial y de la andaluza, hasta que en edad juvenil volvió a recibir la llamada de casa para unirse al Algeciras juvenil de Liga Nacional de Fernando Gallego.

"Poder hacer la pretemporada con el equipo de tu ciudad ya es un sueño", confiesa el jugador, agradecido por la confianza que ha recibido por el cuerpo técnico. "El entrenar cada día aquí y poder aprender de estos profesionales es un privilegio, ya si además te dan minutos ante todo un Cádiz o juegas casi 60 minutos en Marbella ante un rival de talla, es toda una recompensa", afirma el algecireño, que marcó su primer gol como albirrojo (con los mayores) en el amistoso ante el Al-Shabab saudí. "Le dije a Tomás que la pusiera al segundo palo que la iba a meter y es que Tomás tiene un guante en la pierna", dice.

Gallego está encantado con el grupo que el Algeciras está formando aunque es consciente de que faltan varios refuerzos para apuntalar el bloque. Asume que la cantera debe estar para ayudar y para apretar. "El míster nos está dando mucha confianza a todos los canteranos y eso nos motiva mucho. Nos corrige, nos aconseja y nos hace mejores jugadores", destaca.

Gallego, ante el Al-Shabab.

Para Gallego estar con el primer equipo no es nuevo ya que el pasado curso fue llamado a filas también: "La pasada temporada me incorporé a los entrenamientos con Salva Ballesta en septiembre y estuve hasta el final de liga", recuerda. "Es una alegría contar para el equipo de tu ciudad, una oportunidad para trabajar con gente experta y de nivel y además te brinda una ocasión para poder gustarle al míster", reconoce.

"Es importante que exista ese sentimiento algecireño en el equipo"

El algecireño es buen estudiante. Está cursando técnico deportivo en Los Pinos y batalla para sacarse una titulación de inglés. En el futuro, ve con buenos ojos opositar para la Policía... salvo que el fútbol diga lo contrario. "Ojalá que pueda seguir creciendo en esto, es lo que quiero sin dejar de lado mi formación", dice con mucha cabeza.

Gallego comparte "muy buena amistad con Tote y Juan Serrano, los dos últimos talentos que salieron catapultados del Nuevo Mirador, aunque el primero ya está de vuelta. "Mee alegré mucho por ellos cuando les llegó la oportunidad. Somos muy amigos y de los tres falto yo, a ver si hay suerte", bromea.

El algecirista cuenta con el apoyo incondicional de sus allegados: "Mi familia es muy futbolera, todos, las mujeres también, así que están encantados. Van al estadio y me buscan hasta en las fotos", sostiene.

Con Iván Turrillo y Gonzalo Almenara como referentes locales del vestuario, Gallego comparte la opinión de que "ese sentimiento algecireño es importante" dentro del equipo. "Además, los jugadores de la casa son los que más nos ayudan y están atentos en todo, ellos han pasado por esto también, fueron chavales del filial o el juvenil en su día, y qué mejor que ellos para aconsejar a los que vienen por detrás", argumenta. Y no le falta razón.