Real balompédica | coria cf · la crónica

Victoria cruel

  • Insuficiente La Balompédica doblega al Coria con un tanto de Lucho Álvarez, pero se queda fuera de la fase de ascenso, porque el Marinaleda no falla Dominio Los albinegros rentabilizan la indolencia visitante para disfrutar de media docena de ocasiones claras, pero se estrellan en el meta Isco Desencanto El Municipal no regrista el ambiente de las grandes tardes y la grada apenas se deja oír

Esta vez no hubo milagro. La Balona cumplió con el expediente con un pírrico triunfo sobre el Coria, que debió ser más amplio, pero se quedó sin una plaza en la mal llamada liguilla por mor del más que previsible triunfo del Marinaleda en su fortín. Calculadoras al margen, los albinegros no están esta temporada en la segunda fase porque el fútbol, en su infinita sabiduría, no podía conceder semejante premio a un conjunto que no lo merecía. Llegó vivo hasta la última jornada amparado por la Tercera más pobre que se recuerda. Pero un grupo que pierde en Cartaya, que no suma ante el Sanluqueño o que se deja ante su público más de una veintena de puntos, algunos de ellos ante rivales de la envergadura de Murallas de Ceuta o Cádiz B, no debe recibir una recompensa del calado que supone participar en la segunda fase.

El partido de ayer fue triste, extremadamente triste. Ni la propia afición, desencantada hace tiempo, creyó en el milagro. La prueba del algodón estaba en la grada: ni ambiente de fiesta ni llenazo. Nada. La añeja hinchada de La Línea, que ha visto tanto balompié, no se dejó engañar por la carambola que había puesto a su equipo a la orilla del éxito. Presumía que acabaría ahogándose.

El Coria llegó a La Línea a cubrir el expediente. Con media docena de bajas y con más ganas de llegar pronto a casa para ver Aída que intención de puntuar ante los albinegros. La actitud del rival era tan indolente que en los minutos uno y tres la Balona ya tuvo sus primeras ocasiones. Y que en el nueve un balón largo de Javi Flores lo transformó en gol Lucho Álvarez. Tampoco es que hubiese una explosión de júbilo.

Los dos actores de la jugada del gol firmaron las oportunidades antes del intermedio. Pero el marcador no se movía.

La Balompédica volvió al campo sabiéndose ya ajusticiada porque el Marinaleda ganaba antes del descenso. Pero eso no evitó que siguiese controlando el juego en todos los aspectos y que disfrutase de opciones para haber endosado al conjunto ribereño hasta una goleada. En gran medida porque Javi Catalán tenía las ideas muy claritas y andaba con chispa. Y también porque esta vez la mayoría estaba con un poquito más de ganas que el rival, lo que tampoco precisaba de un ejercicio de sacrificio más allá de lo exigible. Pero ni ese dominio incontestable provocó reacciones entre sus incondicionales.

Los visitantes empezaron a mover el banquillo a cambiar hombres de ubicación sin lograr que su fútbol, por llamarlo de alguna manera, mejorase. Bien es verdad que esa última entrega de la temporada los albinegros se toparon con un enemigo inesperado, el cancerbero Isco, que realizó varias paradas de muchísimo mérito. Alguien del Coria tenía que estar a la altura para evitar la debacle.

Nacho por dos veces en la misma acción, Domingo y Copi pusieron a prueba al cancerbero visitante en acciones con marchamo de gol que acabaron en el limbo. Los forasteros sólo inquietaron en un balón interior al que Melquiades no llegó no se sabe muy bien por qué.

El pitido final deja ese cruce de sensaciones entre el final de un ciclo y la curiosidad por ver qué sucederá en el futuro. Mal regusto para una hinchada aburrida que soñó al principio con un año de bienes y se queda al final con una temporada sombría. Así es el fútbol. Así es la Balona.

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