UD Los Barrios | Resumen 2018

De huir del infierno a pasearse por el cielo

  • La Unión recordará 2018 como el año de los milagros: la heroica salvación con Carlos Ríos y la remontada hacia el playoff de ascenso con Rafa Escobar

  • Álvaro Moya, reelegido presidente tras romper con el grupo inversor de Dubai

De ser un equipo prácticamente desahuciado para la Tercera división a codearse con los cuatro mejores del grupo X y, por qué no, soñar con una proeza. 2018 ha visto a la Unión Deportiva Los Barrios huir de las llamas del infierno para pasearse por los altares del cielo. De un extremo a otro, en solo 365 días. El año del 25 aniversario de la entidad está cargado de historias, anécdotas y nombres propios en la Villa, pero Carlos Ríos y Rafa Escobar se han ganado a pulso ser recordados por una afición que vivió el renacer de una ilusión de la mano del Comando Chicharrón y la consolidación de la directiva que preside Álvaro Moya, que sobrevivió a su ruptura con el grupo inversor de Dubai.

Los barreños emprendieron 2018 con el debut del técnico sanluqueño Carlos Ríos, un hombre conocido en la comarca por su pasado en la Balona, que llegó como apuesta de los inversores extranjeros que acababan de aterrizar en el San Rafael. Ríos se estrenó el 7 de enero con un revés (5-2 en Castilleja de la Cuesta) que dejó a los gualdiverdes en la cola a diez puntos de la salvación. El técnico sumó su primer triunfo la jornada siguiente, en casa ante el Sevilla C, y con un discurso de trabajo, calma y no mirar la clasificación, la Unión inició la escalada.

Los barreños encadenaron doce jornadas sin perder, una racha con números de liguilla en la segunda vuelta, que se frustró al caer en el derbi con el Algeciras en el Nuevo Mirador a primeros de abril. Pero antes, la Unión consiguió la hazaña al escapar de su penitencia de ocho meses en los puestos de descenso. Los de Ríos arrancaron un valioso empate en Sanlúcar, con uno menos, y alentados ya por un grupo de hinchas muy particular, el Comando Chicharrón.

La Unión enfiló el tramo final de la campaña con su futuro en sus manos. Fue la mañana del 13 de mayo, la del patrón San Isidro, cuando los gualdiverdes firmaron el milagro de la permanencia tras vencer al Utrera con un gol de Juanma, algecireño afincado en la Villa. Plantilla y afición aguardaron en el terreno de juego el triunfo del Sanluqueño, una vez más aliado, ante el Alcalá. El San Rafael se convirtió en una fiesta, con Carlos Ríos manteado, y el jolgorio se trasladó después al recinto ferial. Aquel mismo día Ríos deslizó su marcha.

La llegada del verano trajo incertidumbre porque los descensos de Segunda B originaron un overbooking en el grupo X que puso en entredicho la permanencia de los barreños. La Unión tuvo que esperar hasta junio para que el Atlético Sanluqueño –otra vez el Atleti– lograse el ascenso y liberase una plaza en la categoría para el cuadro de la Villa.

La batalla se trasladó ahora a los despachos porque la directiva de Moya y el grupo de Dubai se divorciaron y entraron en conflicto por los acuerdos económicos alcanzados, una pugna dialéctica que se trasladó a las elecciones, también con polémica. Álvaro Moya volvió a salir reelegido presidente por tercer mandato consecutivo. La oposición impugnó pero la Federación Andaluza zanjó el asunto a favor del presidente barreño.

Arrancó así el proyecto 18-19 y el elegido por la Unión fue el algecireño David Gutiérrez Guti. El club confeccionó “la plantilla más ambiciosa” de los últimos años, con futbolistas como Javi Forján, Gonzalo Almenara, Manzano, Alan, Mario y hasta siete jerezanos. Bien es verdad que algunos llegaron tarde, otros se lesionaron y el grupo tardó en cuajar. La etapa de Guti empezó torcida y el técnico fue destituido tras caer en la quinta jornada por 7-0 ante el Betis Deportivo.

Moya volvió a pedir la ayuda de Rafa Escobar, el artífice del milagro de hace dos campañas. El cordobés arrancó su tercera etapa en la Villa con un 2-2 ante el Conil (tras ir por delante 2-0) y cimentó la remontada desde los puestos de descenso a la zona alta del grupo con la mejor racha del club en la última década.

Un solo fichaje, el del central Manolo Bonaque, encajó como un guante en una plantilla que va como un tiro y que el pasado día 23 de diciembre culminó el asalto a los puestos de playoff de ascenso a Segunda B tras vencer en el San Rafael al Algeciras CF. La primera vez que la Unión gana al histórico vecino en casa en categoría nacional. Aquella tarde los barreños despidieron también a Miguel Domínguez Conejo, exalcalde de la Villa y fundador del club tras impulsar la fusión del Juventud y el Atlético, un referente en el fútbol del pueblo.

La resaca dulce del derbi no quedó ahí porque el pasado domingo los de Escobar vencieron al Córdoba B, otro rival directo, para terminar 2018 afianzados en la cuarta posición con 43 puntos, los mismos que el tercero, cuatro más que el quinto y siete más que el Algeciras...

La Unión tiene el primer gran objetivo, la permanencia, en la palma de la mano y, a partir de entonces, todo lo que venga es un premio para esta plantilla de jugadores y técnicos. Un meritazo enorme para un equipo que se granjeado el derecho a disfrutar de las fiestas y a soñar con un 2019 en el que cualquier sueño sea posible.

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