CB Benahavís - Udea | La crónica

(80-72) Udea cosecha en Benahavís una derrota que cuenta para la segunda fase

  • El desacierto en ataque pasa factura a los udeístas

Una acción del Benahavís - Udea.

Una acción del Benahavís - Udea.

Udea Algeciras cosechó su segunda derrota de la temporada. El equipo algecireño se topó con un segundo clasificado que tuvo su día –sobre todo en los lanzamientos triples y en especial en el último cuarto– con un arbitraje especialmente permisivo y tendencioso y tampoco lograron ofrecer su mejor versión.

Lo peor del marcador es que penaliza a los algecireños de cara a la segunda fase. Después de una magnífica primera fase, los de Malla –que despiden esta parte de la competición con un intrascendente duelo ante el Betis B– entrarán en la pelea por el título con una o dos derrotas, en virtud de que la Unión Linense logre o no meterse entre los cinco primeros.

Se da la curiosa circunstancia de que el técnico, Javier Malla, ha cosechado sus dos únicos reveses este curso ante los dos únicos rivales en cuyos banquillos se había sentado: el propio Benahavís y la mencionada ULB.

El duelo con los Espartanos, como corresponde a los dos mejores equipos del grupo DB, fue duro y tenso.

Los malagueños llevaron durante más tiempo el control del marcador (disfrutaron de hasta once puntos de renta), pero Udea no bajaba los brazos y siempre conseguía volver a la pelea.

Lo hacía a pesar de que la pareja arbitral se cebó especialmente con Andrew Kelly –al que apartaron de los últimos compases cuando llevaba anotados 20 puntos– pero también al resto de los visitantes, con técnicas y faltas antideportivas. Por el contrario Miki Ortega fue objeto de numerosas caricias cuando intentaba penetrar hacia canasta que los jueces parecían no ver.

Sin restar un ápice de mérito a la victoria de los costasoleños, también es cierto que Udea no tuvo su mejor día en ataque. Apenas un 50 por ciento en tiros de dos y un 35 en triples demuestran que solo con haber elevado un poquito el listón los udeístas podían haber llegado vivos hasta el mismísimo final.

El final del choque fue especialmente desagradable. El banquillo local solicitó un innecesario tiempo muerto cuando restaban diez segundos y disfrutaba de una ventaja de ocho puntos. Udea permaneció en la pista.

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