Baños de hielo, duchas de agua fría, descansos para beber y entrenamientos a primera hora de la mañana: la ola de calor que desde hace días afecta a Alemania complica la rutina de los futbolistas de la Bundesliga, poco habituados a convivir con temperaturas de más de 30 grados.

El colapso circulatorio del que el martes fue víctima el jugador del Bayer Leverkusen Karim Bellarabi en un amistoso causó pánico, activando una señal de alarma en los estadios.

Aparentemente, el internacional no había bebido suficiente, lo que lo llevó a sufrir un vahído cuando estaba en el banquillo, después de ser reemplazado tras el descanso. Los servicios de emergercia lo trasladaron a un hospital cercano, donde pasó la noche y permaneció en observación. El suceso no fue a mayores.

"El calor es extremo. Incluso cuando uno no juega, el desgaste para el organismo es brutal", declaró el entrenador del Leverkusen, Heiko Herrlich.

Pese a todo, el club no se plantea suspender el duelo amistoso que mañana frente al holandés Fortuna Sittard.

Otros equipos alemanes han tenido muy en cuenta los altos niveles del mercurio en el inicio de la pretemporada. En su gira por Estados Unidos, donde el calor también aprieta, el Borussia Dortmund puso fin a sus entrenamientos con baños de hielo.

Por su parte, los jugadores del Hamburgo se ejercitaron ayer durante una hora y media a 33 grados. Pero su entrenador decidió suspender la sesión de ejercicios verpertina inicialmente programada ante las elevadas temperaturas.