El Real Madrid ganó por primera vez en la temporada al Barcelona apoyado en la fuerza que le proporciona jugar al calor de su público, que sufrió hasta el final para ver caer a un rival aguerrido y valiente que recuperó una desventaja de 15 puntos para discutir un choque que puede marcar el futuro europeo de ambos.

Vistalegre y el Blaugrana son dos recintos que ejercen un poder hipnótico sobre los visitantes. El Madrid y el Barça conocen la fuerza de sus respectivas canchas y el influjo que las gradas de ambos coliseos proyectan. Los dos grandes del baloncesto español ya se habían enfrentado dos veces esta temporada, ambas en la Ciudad Condal, y en las dos salió triunfador el conjunto dirigido por el montenegrino Ivanovic, una vez en la ACB y otra en la Euroliga.

El Madrid, bajo la dirección del turco Kemal Tunceri, con el rebote bien cerrado -que fue su principal déficit en el choque de la primera vuelta- y con un alto grado de acierto sometió al Barca a un duro castigo entre el minuto cinco y el diez. Un tanteo de 11-9 terminó en un amplio 26-11 merced a un parcial de 15-2 con el Barcelona desmantelado. Pero el Barcelona rubricó un 2-12 (28-23).

El primer tiempo interrumpió un duelo de altas prestaciones y máxima exigencia y el ascendente psicológico, por poco, pero en poder del Barça, que había logrado levantarse de la lona (40-35). Olía a pasión, lo mejor del derbi.

Nadie concedió la más mínima tregua. Madrid y Barça se lanzaron a pecho descubierto. La defensa agigantaba al Barcelona que, con paciencia, lentamente, terminó por dar la vuelta al marcador tras una serie adornaba por una canasta de Acker (51-52) y un triple de Ilyasova (52-55, 29').

Bullock soltó la muñeca en el momento, el Madrid apretó los dientes y, sin perder el rumbo, aprovechó una posesión de cuatro segundos al final del tercer cuarto para diseñar en la pizarra la jugada que le permitió salir del periodo por delante (56-55).

Esa nimiedad insufló confianza al equipo de Joan Plaza. Reyes, Hervelle, Smith y Bullock, dirigidos por Sergi Llull, ganaron la mano a los blaugrana (60-55). También en el plano mental porque esa pequeña diferencia creció sobre mates, tiros lejanos y posesiones bien administradas y una intensa defensa en la recta final.