El centrocampista de la Real Balompédica Javier Cuevas se encuentra, después de más de tres meses inactivo por culpa de una pubalgia, ante una bifurcación de caminos sin retroceso posible: dentro de dos semanas sabrá si se puede reincorporar de inmediato a los entrenamientos o, por el contrario, se ve abocado a acabar en el quirófano con sus problemas.

El futbolista es optimista y entiende que estará en condiciones de trabajar a las órdenes de Carlos Ríos en un plazo muy breve de tiempo y advierte que tiene "unas ganas enormes de volver a tener las sensaciones de un partido".

La ausencia de Javi Cuevas tendrá fecha de caducidad pronto. El futbolista comenzó la pasada semana a someterse a un tratamiento nuevo basado en inyecciones intramusculares y al consumo de antiinflamatorios cuyos resultados se conocerán dentro de, aproximadamente, unos quince días, es decir, para después del encuentro que la Balona tendrá que disputar ante el Cartaya en el Muñoz Pérez de Estepona. O para entonces está en condiciones de entrenarse con absoluta normalidad, como por otro lado prevén los galenos, o no le quedará otro remedio que ser intervenido, algo de lo que el medio lleva huyendo desde que cayó lesionado, hace ya más de tres meses.

"El proceso es doloroso, pero no queda otro remedio que someterse a él", explicaba ayer el futbolista albinegro. "Apenas llevamos unos días con el tratamiento pero las primeras sensaciones son buenas, así que soy optimista, aunque todavía es pronto para decir cómo terminará todo esto".

"Llevo bastante mal esto de no estar en disposición de jugar", explica el medio sevillano. "Lo peor que le puede pasar a un futbolista es estar lesionado, pero no creo que sea bueno mirar hacia atrás, sino hacia delante y pensar en que pronto podré estar con mis compañeros".

"De momento prefiero no plantearme la posibilidad de operarme, porque además me han hecho unas pruebas y mi lesión no es para eso", concluye el futbolista albinegro.