Granada B | real balompédica linense

Granada, eterno terreno minado

  • La Balona se deja su condición de invicta como visitante en un Nuevo Los Cármenes que se confirma como gafe Los albinegros desaparecen en el primer tiempo y después no rentabilizan la superioridad numérica

La Real Balompédica Linense comprobó ayer como el Nuevo Los Cármenes, que le ha visto perder en sus tres visitas, refrendaba su condición de campo gafe para los albinegros. A pesar de que tras cosechar su primer revés como viajera la Balona sigue encaramada a la primera posición del grupo IV, está pendiente de hasta cuatro marcadores en el día de hoy para no verse derrocada.

Los albinegros fueron una sombra de sí mismos durante una desconcertante primera mitad y en la segunda parte, aunque mejoraron y disfrutaron de ocasiones para haber logrado la igualada, no fueron capaces de rentabilizar la superioridad numérica de que disfrutaron durante treinta y cinco minutos por una expulsión que se antojó bastante rigurosa a uno de los pilares del conjunto de casa, Boateng.

El filial granadino demostró pronto por qué sigue contabilizando sus partidos en casa por victorias. Y es que su caudal ofensivo es enorme. No habían pasado cinco minutos cuando Adolfo lanzó con puntería extrema un golpe franco cerca del área al que no pudo llegar Mateo... ni lo hubiese hecho nadie.

Un chicharrazo que acabó valiendo un partido y el derecho a pensar que estos niños del B han llegado al grupo IV para hacer algo interesante.

La Balona acusó el golpe. Lejos de reponerse como hizo hace apenas dos semanas en Guadalajara, el conjunto de La Línea estuvo noqueado todo el primer tiempo, porque su centro del campo sucumbía ante el rival, más vivo, más intenso. Los ataques del conjunto forastero tenían poca chica y acababan en las manos de un adelantado Dimitrievski.

Los rojiblancos, por su parte, acechaban el área rival con maldad y de hecho un fuera de juego muy discutido impidió hacer el segundo a un Víctor Cuero que, demostró su innegable calidad, pero que terminó desquiciado por el control que ejercían sobre sus movimientos los centrales balonos: Carlos Guerra y Olmo.

La realidad es que el filial rojiblanco no aprovechó la abulia del líder para hacer sangre antes del descanso.

Tres fueron los enemigos de que impidieron que el choque entre el Granada B y la Balona fuera más vistoso. El lamentable estado del césped, el cambio climático que nos deja un calor insoportable en octubre y el trío arbitral, que cometía un error tras otro. Víctor Rives Leal se empeñó en pitar faltas y sacar amarillas por cualquier entrada.

La segunda parte fue otra historia. El líder despertó de la siesta y en un minuto Copi estuvo muy cerca del empate. Fran Morante fue el salvador en esta ocasión.

En el 57' llegó la acción más polémica del partido. El colegiado expulsó a Boateng por una entrada sobre Manu Palancar que no merecía, ni de lejos, la segunda amonestación.

El filial, con el sudor, Dimitrievski y un poco de suerte, salvó las embestidas albinegras. En el 54' fue Alberto Merino el que mandó alta una ocasión clarísima. En los instantes siguientes, los de La Línea reclamaron primero un posible penalti por un agarrón a Chema Mato, y después se enfadaron y mucho en una acción que Hugo Díaz acabó el gol, pero que el colegiado había invalidado segundos antes por un más que discutible fuera de juego.

Sin embargo, la mejor oportunidad de la Recia estaba por llegar. Óscar Martín lanzó un cabezazo (83') que tocó Dimitri y se fue el larguero. Hugo Díaz, que trabajó pero no tuvo su tarde, no acertó en el rechace, casi a puerta vacía.

A esas alturas la Balompédica, que sigue echando en falta a un Juampe inmerso en un bache descomunal, se había apuntado ya a la ruleta rusa. Escobar había sacrificado a Olmo para volver a dar minutos al rondeño Raúl Segura y defender con tres, pero empieza a parecer una costumbre que el banquillo tampoco aporte gran cosa.

El conjunto de Joseba Aguado leyó bien la situación y dio cabida al 'plan b', liderado por Darwin Machís, que había entrado como revulsivo. El venezolano realizó dos jugadas maradonianas, pero en ambas, pero en ambas, en las que quizás pecó de chupón, se encontró con un inspiradísimo Mateo (84' y 90'), que le aguantó perfectamente en el mano a mano.

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