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Gracias por todo, Bola

  • Decenas de directivos, jugadores y técnicos acuden a la despedida de Manolín Sánchez, cuyo velatorio se transforma en un sentido homenaje al entrenador de entrenadores linense

Familia y amigos, antes del comienzo del responso por Manolín.

Familia y amigos, antes del comienzo del responso por Manolín. / jorge del águila

No fue una despedida, al uso. Fue, más bien, un homenaje. Un más que merecido homenaje. El cuerpo sin vida de Manolín Sánchez El Bola, el entrenador de entrenadores del Campo de Gibraltar, fue incinerado a primera hora de la tarde de ayer en La Línea después de que el fútbol no solo de la comarca, sino de las zonas limítrofes, más que darle el último adiós le rindiesen una última visita para darle las gracias por todo lo que supuso para el balompié. Para el deporte al que dedicó su vida.

Nacido el siete de noviembre de 1940, Manolín Sánchez falleció el pasado lunes y desde muy poco después de que trascendiese la noticia las muestras de condolencias se fueron sucediendo. Los clubes lo hacían en forma de comunicado oficial. Quienes fueron sus discípulos, a través de las redes sociales.

A lo largo de la tarde noche de ese mismo lunes y de la madrugada de ayer fueron innumerables los exdirectivos de clubes a los que perteneció -más de una decena- exjugadores a los que tuvo bajo su disciplina, entrenadores en activo o en la reserva -con el delegado comarcal Fernando Gallego a la cabeza- y representantes de los medios de comunicación que se acercaron al tanatonio de Servisa de La Línea para acompañar a sus familiares en un momento tan delicado y mostrar su respeto por última vez al entrañable y peculiar preparador.

Los recuerdos y el interminable anecdotario de su actividad deportiva salpicaron las conversaciones de los presentes. Manolín Sánchez Rivera no se marcha. Se queda enredado para siempre en el fútbol de la comarca.

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