Mundial Qatar 2022 | Análisis

El fracaso de España: ¿Por qué no tira a puerta? Cuando el rondo ya no es el camino

España sufre en la tanda de penaltis.

España sufre en la tanda de penaltis. / Tolga Bozoglu / EFE

No es cuestión de un entrenador u otro. Es un tema de concepto, de base, de metodología si se quiere. El futbolista se fabrica según los parámetros que se marcan desde un estilo propio que se fomenta en las escuelas, en los escalafones inferiores de los clubes.

En fútbol, como en todas las industrias, tenemos que tener claro qué producto final buscamos. Y no es casualidad situaciones que parecen estereotipos o clichés. Sabemos que puede decirse que hay una especie de denominaciones de origen. Están los centrales paraguayos, los medio centros portugueses… En Argentina y Brasil, regateadores (gambeteadores se llaman en el país de Messi) herencia del fútbol de calle, en Francia, delanteros…

En España no hay que ser muy listos. Importamos el futbolista que fabricamos: el centrocampista de toque. Iniestas, Xavis, Silvas, Matas, ahora Pedris y Gavis… Hemos elevado el rondo a la categoría de deidad sagrada, la posesión por encima de todo. El entrenador español, valorado y demandado en todo el mundo tras los años de los éxitos en Sudáfrica y las dos Eurocopas, impuso su metodología allá donde fue. Tareas de posesión, en superioridad numérica, en espacios reducidos o en amplitud, con comodines por fuera, por dentro… Y daba igual la categoría. Las redes sociales hicieron el efecto multiplicador. Tareas para equipos de élite no son nunca válidas para equipos de formación: alevines, infantiles… Pero el entrenador al frente de un grupo de chavales sintió la necesidad de llamar la atención y escalar en su club, dar el salto a un equipo mayor, por qué no a una cantera de un club profesional… dejando a un lado lo esencial de la formación.

Luis Enrique da instrucciones al joven Gavi. Luis Enrique da instrucciones al joven Gavi.

Luis Enrique da instrucciones al joven Gavi. / Friedeman Vogel / EFE

El rondo lo introdujo en España en los años 70 Rinnus Mitchel para el Barcelona. Somos, por tanto, una rama del tronco de la Holanda de Cruyff, de aquella Naranja Mecánica que quiso partir la historia con el fútbol total, sin referencias fijas. Pero Holanda, ahora Países Bajos, es la única selección que ha llegado a tres finales de un Mundial y ha perdido las tres. En Qatar tiene otro reto, aunque mientras España se mantiene en la misma filosofía, su fútbol ha virado a un concepto más vertical, más francés, con la llegada de jugadores con más sangre africana originarios de las colonias.

Es el fútbol que queremos. Hay entrenamientos de chavales en los que se van a casa sin jugar un partido y sin tirar a puerta. ¿Qué tenemos entonces? Petos de muchos colores y el campo lleno de conos o chinchetas también de diferentes tonalidades.

En Francia, tareas con finalización desde niños

En Francia, desde muy pequeños todas las tareas acaban en una situación de finalización. ¿Es casualidad entonces la cantidad de delanteros que exporta el país vecino? En la Liga española ha habido temporadas en las que los nueves de los cuatro equipos de Champions eran franceses. Benzema, Griezmann, Giroud, Mbappé, Dembélé, Ben Yedder, Anelka, Trezeguet, Henry, Dugarry, Djorkaeff si nos vamos más atrás. Papin, Rocheteau…

Para buscar delanteros españoles (si acaso Raúl se ha podido considerar casi el único icono nacional en esa demarcación) hay que irse a los banquillos y a menudo fuera de nuestras fronteras. Morata es una raya en el agua y no es santo de la devoción de todos. Se ha dado la circunstancia de que España no hace mucho hubo que rescatar a David Villa, con 36 años y jugando en el retiro de la MLS norteamericana, ante la falta de referentes. Fernando Torres puede considerarse el último. Iago Aspas y Borja Iglesias, dos gallegos, eran prácticamente las únicas opciones ahora. Miren los demás equipos de Primera, ¿puede aportar alguno un delantero a la selección? ¿Rafa Mir? ¿Iñaki Williams?

Si España ha superado el 80% de posesión en los dos partidos que ha perdido en el Mundial, ante Japón y Marruecos, está claro que tenemos un problema. Dos tiros a puerta ante los norteafricanos.

Otra cuestión es reconocer que el nivel no da más que para lo que somos. Terrorífica la estadística que dice que España sólo ha ganado tres partidos en un Mundial desde su éxito en Sudáfrica 2010. Ante Australia en 2014, Irán en 2018 y Costa Rica ahora. En doce años no le hemos ganado a ninguna selección medio seria. ¿Es, por tanto, un error de seleccionador o de concepto?

El rondo, demostrado como el ejercicio que mejor activa todas los parámetros sensoriales del futbolista y que reúne todos los beneficios posibles a nivel técnico, táctico y cognitivo, deja de lado otros planos también esenciales en el fútbol, pero que hoy día además adquieren cada vez más importancia: el físico, la verticalidad y la finalización. Y ahí vamos fatal. Pero no es, ahora mismo, nuestro producto.

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