Salvador Compán | Escritor

"Todos los novelistas sienten pudor ante la desnudez de la lírica"

  • Narrador de larga trayectoria, el jiennense afincado en Sevilla publica su primer poemario tras frecuentar el verso durante años y lo hace en una exquisita edición ilustrada por sus propios dibujos

Salvador Compán (Úbeda, 1949).

Salvador Compán (Úbeda, 1949). / Juan Carlos Vázquez

Una lectura que se convierte en un gozoso viaje. Así es Corazón sin sueño, el primer poemario del hasta ahora narrador jiennense afincado en Sevilla Salvador Compán, un conjunto tan coherente y delicado que sorprende que no hubiera visto antes la luz. Lo publica Juancaballos, un sello que tiene un claro perfil de defensa de la cultura y en cuya lista de autores figuran también Antonio Muñoz Molina, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes o Sabina.

"La editorial Juancaballos, que codirige Manuel Berlanga junto al pintor Juan Vida, quien se encarga también del diseño, busca colaboradores que de algún modo estén comprometidos con su proyecto. Nace unida a La Fundación Huerta de San Antonio que se hace cargo, de un modo desinteresado, de la restauración de una iglesia renacentista de Úbeda que estaba en estado ruinoso. Esa iglesia, la de San Lorenzo, está al menos hoy ya consolidada y se ha convertido en un centro activo de generación de cultura", explica Compán. Todos los beneficios de la editorial van por tanto para restaurar San Lorenzo. Los libros -Corazón sin sueño, entre ellos- se venden ahora on line debido al estado de alarma.

Para Salvador Compán (Úbeda, 1949) la poesía ha sido siempre "un lugar donde me gusta acudir". "Nunca he dejado de leer poesía y, como tantos adolescentes, empecé a escribir poemas cuando aún no tenía nada más que una voz prestada por mis lecturas de entonces. Años más tarde, cuando me adueñé de mi propia voz, no dejé de usarla en poemas que fui escribiendo con intermitencia, casualmente, pero con intensidad. Digamos que he sido un poeta apasionado y ocasional, un poeta de encrucijadas, de momentos donde se cruzan circunstancias que te implican y hacen que el poema prenda. Creo que todos los novelistas sienten pudor ante la desnudez de la lírica, porque ahora no se trata de contar a los demás sino a uno mismo. De ahí que nunca hubiera pensado en publicar mis poemas". Esa resistencia fue al final vencida por la insistencia de su esposa María José que, ante la petición de Juancaballos, no dudó en reunir, e incluso copiar, los poemas.

-¿Hasta qué punto este libro es una suerte de autobiografía?

-Juan Ramón Jiménez hablaba de que tenemos una sola personalidad, hecha de sucesivos yoes dentro uno de otro, como muñecas rusas. Los poemas de Corazón sin sueño han sido escritos desde mi adolescencia hasta hoy y, sin siquiera pretenderlo, se han ido engarzando hasta formar una especie de autobiografía intermitente. Una autobiografía involuntaria. Muchos de esos poemas son como calas en el tiempo, como testimonios de una época, que quedan absorbidos en ese yo actual que vendría a ser quien inscribe a los otros.

-¿Cuánto hubo de reescritura de los poemas primigenios?

-Pocos textos han sobrevivido tal cual porque los he estado sometiendo a cribas o reescrituras a lo largo de los años. Han desaparecido los poemas para mí menos asumibles. A veces, sólo han quedado como pecios algunos versos de un conjunto, mientras se han ido incorporando otros, escritos recientemente. Sin embargo, las últimas revisiones, más la incorporación de nuevos textos, hacen que se perciba, según creo, una cierta homogeneidad. De hecho el libro iba a titularse Continuidad de la voz.

El olivo y el ciprés plasmados en el libro. El olivo y el ciprés plasmados en el libro.

El olivo y el ciprés plasmados en el libro. / Salvador Compán

-¿Quiénes han sido sus referentes poéticos, los autores y libros que le han acompañado más y mejor a lo largo de los años? 

-En el fondo, las referencias más sólidas son las más tempranas, las que me abrieron los ojos a la poesía y me bautizaron como poeta: Antonio Machado, Neruda, Lorca, Miguel Hernández, César Vallejo o Pablo del Águila.

-¿Cómo ha visto, desde su pulso de novelista, el devenir de la poesía andaluza? ¿Qué tendencias le interesan más?

-Andalucía es tierra fértil en creación literaria. Mucha sangre de la poesía española es andaluza. Existe una explicación que une la creatividad del sur a un mundo rural y a su consiguiente modo de vivir más unido a la lentitud, al observar la realidad, a la reflexión. En todo caso, muchas de mis afinidades las encuentro en poetas andaluces. Seguí y sigo con cierto interés a los poetas de la Generación del Cincuenta, a la cabeza, Ángel González, Caballero Bonald o Gil de Biedma. Como grupo, también me han interesado tanto los llamados poetas de la Experiencia como los de la Diferencia. Por lo demás, aparte de generaciones inventadas con un criterio más propio de la industria que de la literatura, cada vez encuentro más poetas andaluzas, cuya poesía me puede llegar con fuerza. Por citar algunos nombres, ahí están María Victoria Atencia, Julia Uceda, Juana Castro o Ángeles Mora.

'Úbeda desde San Lorenzo'. 'Úbeda desde San Lorenzo'.

'Úbeda desde San Lorenzo'. / Salvador Compán

-Esta hermosa edición de Juancaballos incluye sus propias ilustraciones, procedentes muchas veces de sus cuadernos de viaje. ¿Qué papel juega el dibujo en su disciplina creativa?

-Me alegra que figuren en el libro dibujos míos, incluido el de portada. Desde la infancia, tener un lápiz para garrapatear ha sido para mí una práctica que, literalmente, me ha absorbido, porque pocas cosas me aíslan tanto del entorno y del tiempo como el hecho de dibujar o pintar. Es una práctica que tiene algo de liberación, de creación aparte, hecha sin notar sus normas internas. Como si no dibujaras tú sino tu instinto y tu memoria. Cuando hago un viaje largo, suelo llevar cuadernos donde anoto mis impresiones acompañándolas de dibujos hechos a bolígrafo, sin boceto previo a lápiz. De esos cuadernos de viaje han salido los dibujos que figuran aquí.

-Hay algunos conceptos, como "mar" y "viaje", que concentran de un modo especial la sustancia de Corazón sin sueño. ¿Por qué lo tituló así y cuáles diría que son sus temas principales?

-El título es un verso del último poema de este libro, que es un homenaje a Machado. Fue una sugerencia del editor que acepté porque todo título debería llevar dentro una aproximación al contenido del libro. El título forma parte del escaparate que anuncia el interior y de algún modo lo evidencia. Corazón sin sueño hace referencia a temas esenciales como el del inconformismo o la no resignación al estado de cosas que nos rodean. Y a un principio de búsqueda, a un principio dialéctico de rebeldía y mejora que nos hace avanzar.

'Acantilado' ilustra el poema 'Finis Terrae'. 'Acantilado' ilustra el poema 'Finis Terrae'.

'Acantilado' ilustra el poema 'Finis Terrae'. / Salvador Compán

-En el prólogo recuerda su pertenencia a Cuadernos de Roldán, un colectivo importante en la reivindicación de Sevilla como ciudad literaria y pictórica.

-Cuadernos de Roldán es para mí un largo afecto y una larga costumbre. Poetas, pintores y amigos que charlan en una taberna y publican, autosubvencionándose, cuatro libros y un almanaque al año. Son publicaciones casi artesanales, hechas con dedicación y ese altruismo que es fácil encontrar en los espacios de libertad. Cuadernos ha sido lo que me ha hecho mantener mi pulso de poeta con mis colaboraciones para las publicaciones de la asociación. Algunos poemas de viajes y los dedicados a la taberna de La Palma de Oro, una de las sedes de Cuadernos, salen de vivencias directas, de esa vida compartida y puesta en pie entre la poesía, los proyectos de escritura y las copas de vino.

-Son muy logrados los versos que dedica a Juan Aizpuru, testimonio de su gran personalidad y de la amistad que compartieron. ¿Esta en deuda Sevilla con él?

-Juan era la bondad. La bondad inteligente, el buen humor y un optimismo bien pertrechado. Era una especie de santo laico. Él nunca hubiera dicho que Sevilla le debía nada. Pero no estaría de más que él, que era el poeta y al mismo tiempo riguroso arquitecto de parques y jardines, diera el nombre a alguno de esos trozos de naturaleza que sustituyen al cemento de la ciudad.

"Juan Aizpuru era la bondad inteligente y un optimismo bien pertrechado. Una especie de santo laico"

-El libro se abre con versos duros de militancia, de rebeldía contra la injusticia. ¿Qué lecciones cívicas no debemos olvidar en la actual encrucijada?

-Me parece que sólo se trata de no olvidar algunas cosas fundamentales. Todas ellas las dijo Antonio Machado con bastante claridad: nadie es más que nadie; vivir consiste en hacer, en dar, porque lo demás es el vacío, la España vana, pasar por la vida como una sombra, sin haber auténticamente vivido. Vive quien deja, escribió. Y otra cosa más: si no haces política, los demás la harán sin ti y seguramente contra ti.

"Vivir consiste, como decía Machado, en hacer, en dar, lo demás es vacío, pasar por la vida como una sombra"

-En la serie dedicada a los viajes hay muchos poemas dedicados al mar. ¿Qué papel ha desempeñado en su vida? ¿Qué fue el mar cuando llegaba desde la niñez a la costa de Almería?

-Ese poema del mar de Almería recoge la visión de un adolescente de Úbeda, una hermosa ciudad llena de Renacimiento, de lo que se llama en el poema el rigor de la arquitectura, pero llena también del rigor del dogma y del nacionalcatolicismo de los años sesenta. Viajar al mar era entonces como salir de la sombra y viajar a la luz y al color, a un espacio parecido a la libertad. Hoy, siento el mar como algo que tiene esos mismos valores de renovación, de aire abierto donde no hay límites, donde, más que acabar, el viaje comienza. Es aquello de Paul Valery: el mar, el mar, siempre recomenzando.

La iglesia del Salvador de Sevilla en los trazos del autor. La iglesia del Salvador de Sevilla en los trazos del autor.

La iglesia del Salvador de Sevilla en los trazos del autor. / Salvador Compán

-Muchos versos reflejan también la ciudad en que vive, Sevilla, y ponen en cuestión esa imagen costumbrista, heredada de los viajeros románticos, que usted no comparte. ¿Sigue siendo necesario reivindicar otra Sevilla fuera de los tópicos?

-Lo malo de ser una ciudad mimada por los tópicos es llegar a creérselos y, mucho peor, encarnarlos. Alimentar los tópicos conduce a la pereza intelectual, a parasitar el pasado mientras se cierran un poco los ojos al futuro. Hay una Sevilla, la más visible, que tiende a moverse entre esos ritos y repeticiones. Pero Sevilla es una ciudad plural y trabajadora, abierta y dinámica. Ahí reside la Sevilla que cuenta, no la Sevilla que figura. Por otra parte es una ciudad luminosa y de gran belleza. Me gusta vivirla desde mis balcones o desde cualquiera de sus rincones.

Cubierta del poemario editado por Juancaballos. Cubierta del poemario editado por Juancaballos.

Cubierta del poemario editado por Juancaballos.

-Esta obra vio la luz antes del confinamiento pero incluye un poema, Epidemia, sobre otro mal de la vida moderna...

-Todos los poemas de Corazón sin sueño nacen de una experiencia de la realidad, de una reelaboración poética de lo vivido. Epidemia no es una excepción. Surgió de una noticia leída en el periódico que contaba cómo se alquilaban acompañantes para personas solas. El poema pretende subrayar la medicina de la comunicación contra el mal de la soledad. El Covid-19 es otro mal diferente, cuyo antídoto es el contrario: el aislamiento.

-El poemario está dedicado a su esposa y se puede leer también como una honda declaración de afecto. Ustedes han superado el Covid-19. ¿Cómo se vive y qué nos enseña el amor en tiempos de pandemia?

-Sí, el libro está dedicado a María José y el amor hacia ella atraviesa el libro. Hemos sido hospitalizados juntos y hemos vivido juntos la incertidumbre, incluso el miedo, de un modo que ha paliado el amor, que viene a ser una especie de estímulo para la resistencia. Una especie de escudo sentimental, en apariencia débil, pero que por momentos te llega a parecer indestructible.

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