Literatura

Gonzalo Giner logra el XXV Premio Fernando Lara por 'La bruma verde'

  • El autor consigue el galardón por una obra ambientada en el Congo, una llamada de atención para que se cuide la naturaleza y un homenaje a los cooperantes

Gonzalo Giner recoge el galardón.

Gonzalo Giner recoge el galardón. / Antonio Pizarro

Gonzalo Giner (Madrid, 1962) se ha hecho este miércoles en Sevilla con el XXV Premio Fernando Lara, un galardón promovido por la editorial Planeta y la Fundación Axa y dotado con 120.000 euros. Un jurado compuesto por Fernando Delgado, Pere Gimferrer, Ana María Ruiz-Tagle, Clara Sánchez y Emili Rosales decidió, en una votación que se desarrolló de manera telemática y en distintos puntos del país, distinguir la obra La bruma verde, una propuesta que homenajea a los cooperantes internacionales "llena de fluidez y claridad, que puede ser tensa y tener elementos de grito, pero también una magnífica revelación de la realidad", tal como anticipó el presidente del jurado Fernando Delgado.

Giner, especializado hasta ahora en narraciones históricas y popular gracias a libros como El sanador de caballos El jinete del silencio, cambia de registro con esta obra que ambienta en el Congo hoy. "Es la primera novela que sitúo en el presente", señaló tras recoger el premio, "y admito que sentí algo de pánico cuando la escribía, al salir de la zona donde me sentía cómodo", apunta sobre una creación en la que volcó no obstante mucho de su propia mirada al mundo. "Podría haber acudido a documentación que se lee en mil libros, pero quise apoyarme también en mi propia experiencia como veterinario, con los animales. Yo no trabajo con primates, que son los que tienen importancia en esta obra, pero quiero que los lectores entiendan que en su mirada pueden encontrar destellos de humanidad", contó.

El narrador explicó que la idea de La bruma verde surgió cuando presentó en un acto a su colega la también veterinaria Rebeca Atencia, primatóloga que dirige el Centro de Rehabilitación de Chimpancés en Tchimpounga y "mano derecha" de la reputada Jane Goodall, un testimonio que le provocó un "torbellino interior" y el interés por "escribir algo sobre aquello. Luego me encontré con una declaración de Goodall que decía que cuando quería convencer a alguien de la importancia de su causa ella no discutía, sino que le contaba una historia bonita, y eso es precisamente lo que yo he querido hacer: contar una historia bonita de personajes, de gente que se cruza, concienciar a la gente para que se preocupe por el mundo en el que vive", analiza el madrileño.

Giner, especialista en novelas históricas, cambia de registro y ambienta esta novela en el presente

Giner evitó el recurso trillado de elegir una protagonista del primer mundo que llega a ese territorio exótico y narra desde su "visión occidental", y dio relevancia a Bineka, una mujer congoleña. "Si aún no te has fijado, niña, la madre selva respira, siente", le advierte el abuelo a este personaje al principio de la novela. "Hay quien dice que sabe reír con el agitar de sus hojas; y otros, que es capaz de llorar cuando se le pudren las entrañas, escucha el quebrar de las ramas o ve con inagotable pena cómo caen sobre su seno algunos viejos árboles vencidos por la edad. Ella también sufre como lo hacemos tú y yo".

El autor, que reivindica que el Congo "es el segundo pulmón del planeta" pese a que "sólo se habla del Amazonas", aseguró en la rueda de prensa del premio que prefería a los humanos que a los animales, "pero hay virtudes que desarrollan mejor los animales. Un perro te va a ser leal de una manera que no lo va a ser una persona. Yo no conozco a ningún humano, entre mis amigos y mi círculo, que mueva la cola y celebre tu llegada como lo hace un perro", bromeó.

Pese a que cumplía su cuarto de siglo, el premio no pudo programar este año, debido a la pandemia, su tradicional cena en el Real Alcázar y el fallo se anunció en un acto en la Casa Palacio Guardiola al que sólo estaban invitados, por las circunstancias, medios de comunicación y autoridades. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el delegado de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz, acompañaron al presidente del Grupo Planeta José Creuheras en esta atípica celebración de la literatura.

Creuheras recordó que el Premio Fernando Lara nació "con un doble objetivo: fomentar la creación y conseguir la máxima difusión del libro. Y hoy las cifras nos acompañan". Sobre la primera meta, detalló que se habían presentado a la convocatoria en este cuarto de siglo más de 5.700 borradores, lo que suponía "una media de 228 al año [a esta edición se presentaron 241 novelas]. Nosotros tenemos un gran respeto al trabajo de creación. Sabemos lo que es el miedo a la página en blanco, el desafío de pergeñar una historia y construir unos personajes. Cuando un autor da su libro al editor es como si se deshiciera de su brazo, y quiere que lo cuide. Todo eso lo tenemos en cuenta", manifestó el presidente del Grupo Planeta, que reveló que en esta andadura se habían vendido "casi un millón de ejemplares, un promedio de 40.000 por año, lo que es una cifra muy importante para el sector".

Terenci Moix inauguró en 1996 la nómina de ganadores del Fernando Lara, un premio que ha respaldado en estos años las creaciones de Juan Eslava Galán, Ángeles Caso, Ian Gibson o Nativel Preciado. El pasado año fue la colombiana Ángela Becerra quien conquistó la distinción con su obra Algún día, hoy. 

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