De libros

La lucidez de quienes viven en la periferia

Un incendio invisible, obra con la que Mesa obtuvo el último Premio Málaga de Novela, no hace sino confirmar esas aptitudes de Mesa para desplegar ante el lector esa otra realidad. La escritora acierta con la elección del escenario donde desarrolla la trama: Vado, una ciudad repentinamente despoblada por el éxodo de sus habitantes, será esta vez ese limbo por el que los perdedores paseen sus frustraciones, sus mezquindades y su necesidad de afectos. La decadencia del lugar, al que el protagonista, el doctor Tejada, llegará para hacerse cargo de una residencia geriátrica, otorgará una singular intensidad al relato con su atmósfera de fantasmagorías y la desesperanza que impregna las relaciones que allí se producen.

Tejada, un hombre cuya indolencia esconde un profundo desencanto, estará acompañado en su estancia en Vado por otros tipos también a la deriva, con los que Mesa exhibe su facilidad para la pincelada certera en la descripción de personajes: entre otros, una niña que se rebautiza a sí misma con nombre de chico y que sólo encuentra momentos de humanidad en un galgo pulgoso; una anciana que ve a Dios en la sopa de sobre y un viejo que aguarda la plaga que lo purifique todo, junto a otros soñadores sin redención como un investigador de fenómenos migratorios proclive al histrionismo y el éxtasis y una recepcionista de un hotel, siempre en kimono, empeñada en defender un legado imposible. Con Un incendio invisible, Mesa demuestra que posee, además de oficio y una prosa rotunda, una cualidad inestimable: un universo propio desde el que descifrar el mundo.

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