Después de la temprana muerte de Jules de Goncourt, su íntimo hermano Edmond decidió no continuar por su cuenta el excepcional Diario donde ambos habían documentado las interioridades de la vida literaria en el París del Segundo Imperio, pero los vertiginosos sucesos de l'année terrible, como lo llamaría Victor Hugo, lo impulsaron a dejar constancia de un tiempo excepcional en el que tuvieron lugar la guerra franco-prusiana, la traumática derrota de Sedán, la caída de Napoleón III, la coronación del káiser Guillermo, el estallido de la Comuna y la brutal represión de los rebeldes por parte del nuevo gobierno republicano. El volumen donde el superviviente de la "fratría perdida" consignó estos hechos es el primero de la segunda serie del Journal, originalmente publicado en 1890 y editado y traducido ahora por el mismo estudioso, José Havel, que publicó en Renacimiento una estupenda antología de la primera, es decir de los tres volúmenes que los Goncourt redactaron de manera conjunta.
Las anotaciones se abren con el doloroso recuerdo del hermano ausente, pero pronto se centran en la sucesión de acontecimientos que Edmond, desde el París primero sitiado por las tropas de Bismarck y después sometido a la autoridad revolucionaria de los communards, enfrentada al gobierno de Versalles en una verdadera guerra civil, vive de primera mano. En esos meses dramáticos, Goncourt se mueve por la ciudad como un reportero que consigna la heroica o desesperada resistencia del pueblo parisino, dejando precisas estampas de los estragos de la contienda y de su reflejo en la vida cotidiana, la ansiedad, la hambruna, los incendios, los tumultos. Los apuntes sobre la intrahistoria literaria han dejado paso a un retrato de impagable valor testimonial, filtrado por la perspectiva reaccionaria de un nostálgico del antiguo régimen que no simpatizaba con la "turba destructiva" de las barricadas, pero admiraba el patriotismo de los que se negaron a aceptar la capitulación. La revuelta de aquel París atormentado ha inspirado muchos ensayos de interpretación política o ideológica, pero pocos autores han reflejado como Goncourt, desde la inmediatez y una fidelidad no empañada por los prejuicios aristocráticos, la vibrante realidad de lo que ocurría a pie de calle.
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