De libros

Un calavera de antaño

  • 'Poesía licenciosa'. José de Espronceda. Visor. Madrid, 2011. 144 páginas. 14 euros.

Es fácil traer aquí una nómina de autores que dedicaron sus ocios a la literatura sicalíptica y la rima erótica. Sin salir de Italia, y sin pasar del XVIII, podemos citar al Aretino, a Bocaccio, a Casanova y Baffo. No es tan usual, sin embargo, que escritores tenidos por serios, y aún por espirituales, acudan a la más cruda imaginería carnal para componer su obra. Es el caso, en pintura, de un Rembrandt erotizante, sólo recientemente conocido, o el más paradójico y flagrante de los hermanos Bécquer, que compusieron Los Borbones en pelota, uno al pincel y otro a la pluma, como divertimento injurioso, a costa de Isabel II y su desdichado consorte. Ése es también el ejemplo del extremeño José de Espronceda y su Poesía licenciosa, recogida con oportunidad en el presente volumen.

Sin duda, y como se dice en el prólogo, el anonimato de estas composiciones erótico/burlescas se debe a la estrecha vigilancia de los censores de entonces. Sin embargo, todavía en el XX, escritores como Bataille o Pauline Réage acudieron al pseudónimo para ocultar la autoría de sus obras más frívolas o impetuosas. Aun así, y no obstante lo dicho, es difícil catalogar como pornografía, o sencillamente como poesía erótica, las composiciones que hoy comentamos. En puridad, se trata de las desmesuradas bromas de café propias de un joven calavera; y en última instancia, de aquella tradición satírica que arranca en el Arcipreste de Hita y alcanza con Quevedo su más célebre expresión en el soneto A un ermitaño mulato o en Las gracias y desgracias del ojo del culo. Los memorables disparates incluidos en los poemas La creación y La mujer, en el siglo que imaginó lo femenino como una forma de pureza, son hoy tan previsibles como inocuos. Aun así, queda intacto el afán de burla, la rima indecorosa y el humor juvenil de un calavera. Queda la imagen invertida, el reflejo grotesco, del ideal romántico y sus musas.

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