Patrimonio

En busca del alma de Sevilla

  • Ignacio Camacho presenta en Labradores un ensayo esencial para entender la transformación de la ciudad posterior a la Exposición del 29

Ignacio Egea, prologuista, el autor Ignacio Camacho y el consejero editorial de 'Diario de Sevilla', Carlos Colón.

Ignacio Egea, prologuista, el autor Ignacio Camacho y el consejero editorial de 'Diario de Sevilla', Carlos Colón. / José Ángel García

Para saber sin folclorismo ni casticismo qué significó vivir en Sevilla entre los años 30 y 70 del siglo XX, el autor Ignacio Camacho, licenciado en Ciencias Químicas, director regional de VWR International Eurolab y durante dos mandatos Hermano Mayor del Calvario, ha publicado con el sello Renacimiento Sevilla en la encrucijada, un ensayo sobre la transformación de la ciudad posterior a la Exposición del 29 que combina la memoria, la nostalgia y la reflexión sobre el futuro. El autor lo presentó anoche en el abarrotado salón del Real Círculo de Labradores y Propietarios de Sevilla junto al prologuista de la obra, el portavoz de Adepa y empresario educativo Joaquín Egea, y el historiador del Arte y consejero editorial de Diario de Sevilla Carlos Colón.

El también articulista y crítico de cine de este medio consideró como uno de los mayores méritos del libro "su tono íntimo, pese a la excesiva información que ofrece. Es una obra muy amena, casi una conversación o un relato oral sobre la Sevilla que Ignacio Camacho conoció, y tiene el mérito de hacer memoria y crear conciencia de lo que debería ser el proyecto de futuro de la ciudad". Camacho, comenzó recordando Carlos Colón, ya publicó "un libro excepcional" sobre la Hermandad del Calvario con prólogo de Antonio Domínguez Ortiz y aquí avanza una cuarta parte de un proyecto ingente sobre el patrimonio urbanístico de Sevilla que abarcaría desde la llegada de la fotografía a la ciudad a mediados del XIX hasta hoy.

La obra ha sido editada por Renacimiento. La obra ha sido editada por Renacimiento.

La obra ha sido editada por Renacimiento.

Este volumen tiene como antecedentes, continuó Colón, dos textos esenciales sobre la destrucción patrimonial de la capital andaluza: Arquitectura civil sevillana, de Francisco Collantes de Terán Delorme, "y un desesperado artículo donde Joaquín Romero Murube retrató a un cesante de la belleza un año después de publicar uno de sus libros capitales: Los cielos que perdimos (1964)". Del período que abarca este texto, Carlos Colón repasó "la etapa álgida de la destrucción de Sevilla en los años 60 y 70", una demolición que se frenó en 1983 durante el primer Ayuntamiento de Manuel del Valle, "pero que duró poco porque, en Sevilla, todo lo que se haga por el alma de la ciudad suele ser breve e inútil".

Ignacio Camacho insistió en que su propósito fue "recordar lo que fuimos para comprender lo que somos; acercarnos a la ciudad con el íntimo deseo de interrogar su pasado para comprender mejor el presente e imaginar el incierto futuro que nos aguarda". Colón se declaró más pesimista que el autor del libro, por cuanto él cree "que hay poca voluntad política de salvar el patrimonio" y se refirió a su "largo duelo" tras haber visto derribar -como recoge esta obra- las plazas del Duque, la Magdalena, la Campana, Ponce de León y la destrucción de la trama urbana en San Pablo o Imagen.

Para el portavoz de Adepa, "este libro duele, agita el espíritu y plantea cuál es el límite a la corrupción política, al amor por el dinero fácil"

Hoy, según Colón, el alma de Sevilla permanece en algunos entornos como El Tardón o el Barrio León "donde se han conservado las formas de relacionarse y de vivir de los sevillanos", pero no en un centro "cada vez más fantasmagórico y momificado" donde, añadió por su parte Joaquín Egea, el rediseño de las plazas parecen decidirlo los empresarios hoteleros que abren en ella sus puertas. Por eso, insistieron ambos, el trabajo de Ignacio Camacho es también heredero de La ciudad de Chaves Nogales y Divagando por la ciudad de la gracia de José María Izquierdo.

En este volumen profusamente ilustrado, donde los textos interactúan con las fotografías, según detalló Egea, se atiende al desarrollismo "que trajo consigo la despersonalización de la ciudad y su ruina arquitectónica". Para el portavoz de Adepa, "este libro duele, agita el espíritu y supera los confines de Sevilla al plantear cuál es el límite a la corrupción política, al amor por el dinero fácil. Porque se trata aquí de los años 60 y 70 pero podríamos estar hablando de hoy. ¿Para qué sirven leyes como las que en los 60 protegían nuestro casco histórico histórico si no hay voluntad política de cumplirlas ni exigencia de los ciudadanos de que se cumplan?", aseveró.  

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