La arqueología desde el espacio | Crítica

Técnica e Historia

  • Ariel publica 'La arqueología desde el espacio', de la egiptóloga Sarah Parcak, donde se da noticia de los hallazgos y repercusiones que la imagen aérea ha supuesto para la disciplina arqueológica

Imagen de la egiptóloga estadounidense Sarah Parcak

Imagen de la egiptóloga estadounidense Sarah Parcak

Momigliano, en El lugar de Heródoto, recuerda el novedoso uso de la arqueología que el historiador Rostovtzeff había introducido en el estudio de la Roma antigua. Y es conocida, de igual forma, la secular separación entre los estudios anticuarios y la propia Historia que sólo modernamente se solaparían. No espere aquí el lector, en cualquier caso, un manual de arqueología al modo en que nos lo proporcionó Gordon Childe. Y tampoco una historia divulgativa de dicha ciencia, como la que Ceram ensayó en Dioses, tumbas y sabios. Más modestamente, lo que nos ofrece La arqueología desde el espacio, de la egiptóloga estadounidense Sarah Parcak, es un ejemplo de historia aplicada sobre los extraordinarios hallazgos que la mirada cenital de aviones y satélites y el distinto uso de longitudes de onda ha proporcionado en la moderna arqueología, descubridora de ciudades mayas ocultas en el espesor de la selva y de grandes estructuras egipcias, veladas al ojo del peatón.

Los vuelos aerostáticos de primeros del XX permitieron adivinar la verdadera estructura de Stonehenge

En cierto modo, este ensayo arqueológico de Parcak, entre lo pedagógico y la biografía, responde al modelo que ya ensayaron Schliemann y Carter al relatar sus descubrimientos. Parcak, no obstante, a la narración de sus trabajos en Egipto añade una breve historia de la intrusión de la fotografía aérea en el campo de la arqueología. Intrusión que debe no poco de su eficacia, y de su propia existencia, a la técnica del espionaje militar, desde los días de la Grand Guerre; y en concreto, desde los vuelos aerostáticos de primeros del XX, que permitieron adivinar la verdadera estructura de Stonehenge. De hecho, la mayor precisión fotográfica de las sucesivas guerras, y la necesidad de información de la Guerra Fría, con el apoyo técnico de la NASA, acabarían conformando un detallado plano, en alta resolución, de la superficie terráquea. Plano que será el que dé origen a esta nueva rama de la arqueología, y cuyos avances y repercusiones, como nos explica Parcak, están muy lejos de haberse agotado.

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