Flamenco

El cartel de la Bienal de Flamenco de Sevilla, objeto de burla en las redes

  • Expertos y comentaristas de arte tachan de "sinsentido" la 'performance' del óleo bailado de Rocío Molina y Lita Cabellut

Un momento de la 'performance' que interpretó Rocío Molina en la Fábrica de Artillería. / Antonio Pizarro

El próximo cartel de la Bienal de Sevilla 2020, fruto de una performance protagonizada hace poco más de un mes por Rocío Molina y Lita Cabellut en la que la malagueña bailaba sobre el óleo de la pintora, está siendo objeto de polémica en las redes sociales por parte de distintos expertos de arte contemporáneo que se han mostrado sorprendidos por el "sinsentido" de la idea y han cuestionado la legitimidad de la considerada "la artista española más cotizada del mundo".

Así, tras la acción llevada a cabo en la Fábrica de Artillería, voces como las del creador, investigador y docente, Antonio García Villarán, el profesor de Arte y gestor cultural Rafael López Borrego y Fernando Castro Flórez, filósofo, esteta y crítico de arte, han coincidido en desmontar la obra y criticar al Ayuntamiento de Sevilla por sumarse a dar pábulo a una artista cuya obra tildan de "inocua" y "vacía", e incluso "un pufo".

En concreto, Villarán, que reúne más de 671 mil suscriptores en su canal de Youtube, ha logrado superar las 210.000 visualizaciones a su vídeo titulado Pisoteando el arte flamenco. Lita Cabellut, Rosalía, Bienal Sevilla. Aquí, el sevillano, con su habitual tono irónico y descarado, asegura que, a pesar de haberse resistido a hablar "de la tal Lita Cabellut porque no me interesan nada sus cuadros", lo de la Bienal ha sido "una provocación". "Desde luego, Sevilla se está luciendo últimamente con sus carteles", afirma mientras intercala imágenes del cartel de Manuel Peña, que presentó la Asociación de Belenistas para la Navidad de Sevilla 2017, y del realizado en el mismo año por María Cañas para el Festival de Cine Europeo de Sevilla y por el que se le acusó de apropiacionismo al tomar una imagen del ilustrador norteamericano Walter Popp sin citarlo.

En este sentido, para López Borrego, que cuenta con más de 11.000 suscriptores, la "ridiculez" de la iniciativa radica en que "está vacía de contenido". Es decir, tal y como explica en su vídeo Performance y la nada absoluta, "zapatear una tela durante 50 minutos no tiene ningún discurso conceptual", un requisito fundamental en la performance que "sí ha tenido grandes representantes como Marina Abramovic". Igualmente, Castro Flórez critica duramente la superficialidad con que la Bienal aborda la acción hablando de deconstrucción: "¿De qué hablamos cuando hablamos de deconstrucción, ¿qué es lo que lleva a este grado de estulticia?", se pregunta.

En primer lugar, lo que les resulta incomprensible que la legitimación artística de Cabellut se sustente en la premisa, "que no está comprobada ni es importante", de que es la artista española más cotizada de todo el mundo. Sobre todo, cuando es evidente –insisten– la poca fiabilidad de la lista de Artprice donde al parecer sitúan sus cuadros. Para López Borrego esto supone un peligro para el arte contemporáneo, ya que desde su punto de vista contribuyen a generar desconfianza entre el público, que termina teniendo la sensación de que el mercado del arte contemporáneo es completamente arbitrario.

Otro instante de la 'performance' en la Fábrica de Artillería de Sevilla. Otro instante de la 'performance' en la Fábrica de Artillería de Sevilla.

Otro instante de la 'performance' en la Fábrica de Artillería de Sevilla. / Antonio Pizarro

Así, el crítico hace referencia a un artículo reciente de Nacho Ruiz, de la galería T20 de Murcia, en el que ahonda en el currículo de Lita Cabellut, señalando un salto de más de tres décadas en el que no se sabe nada sobre su trayectoria. Es decir, a ambos les resulta sospechoso que alguien que ha estado fuera del mercado, "y que no ha llegado a trabajar con ninguna galería que la represente, ni cuenta con catálogos que justifiquen su trabajo o evolución, ni críticas que hablen de ella ni exposiciones relevantes en centros de arte", pueda reaparecer como la artista española más cotizada del momento. Y, en cualquier caso, "la cotización de una artista no puede ser lo que defina su grandeza", sostienen.

En esta línea, a estos críticos les resulta sorprendente que sea su supuesta vida personal (como chica disléxica, hija de madre prostituta, abandonada, criada en la calle...) la que justifique la valía de su obra. "Su historia está cargada de posverdad. Es decir, puede ser verdad o mentira, pero apela a los sentimientos para conseguir una finalidad que sólo beneficia al que extiende el rumor propio", afirma López Borrego. "Exactamente, ¿qué queremos construir?", se pregunta Castro Flórez en su vídeo Apostillas varias. 20. La deconstrucción, Lita Cabellut y otros palmeteos, con más de 11.600 visualizaciones.

Rocío Molina, durante la controvertida 'performance'. Rocío Molina, durante la controvertida 'performance'.

Rocío Molina, durante la controvertida 'performance'. / Antonio Pizarro

Aquí, lamentan que sea la propia Bienal de Sevilla la haga hincapié en aspectos como su condición de "mujer gitana", una circunstancia esta última que también ha sido objeto de debate porque Lita Cabellut ha reconocido que no es gitana, sino que se siente como tal.

Por otra parte, atendiendo a lo meramente artístico, a juicio de Villarán, "la obra de Lita Cabellut es un tipo de pintura simplista, sencilla, fácil de tragar y, quizás por eso, fácil de encalomar entre los nuevos ricos o esos otros que tienen mucho dinero y que no entienden de arte o, aunque entiendan, lo que le interesan tener en sus casas son cuadros bonitos, cuadros sin compromiso, que puedan mirar y decir mira qué modelo más simpática, me pega con las cortinas". En general, los tres consideran que sus cuadros son "decorativos", "inocuos", "de temática blanca" y "más propios de un perfil de Instagram", red social donde por cierto los usuarios han realizado memes sobre la performance a petición de Villarán.

En definitiva, todos señalan que lo de la artista afincada en La Haya responde a "una operación de márketing bien orquestada que nadie que trabaje en el arte contemporáneo se puede tomar en serio". De hecho, Villarán califica la historia de "hamparte puro", un término acuñado por el propio youtuber que hace referencia “a todo aquello que no es arte, pero que la sociedad trata de vendernos como tal". A no ser, plantean algunos, que todo se tratase de una parodia de Muchachada Nuí o de un capítulo de Paquita Salas.

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