Hay personas que permanecen para siempre y por eso, Amigo Antonio, te digo que no te irás nunca, porque en nuestros sentires, en nuestros adentros, tú habitas. Tu viaje a la casa sosegada significa que sigues perteneciendo a la tierra que elegiste y de la que dijiste escribiendo de ella "Una vez más uno comprende que en esta tierra se le hayan enredado para siempre el corazón y la memoria". Sin duda una auténtica declaración de sentimientos profundos hacia esta tu Córdoba

Quiero darte las gracias por los tiempos compartidos llenos de sonrisas y cariño, de conversaciones y complicidades, de aprendizaje permanente para mí. He podido disfrutar a través de tu palabra, hemos vivido momentos que te hacían feliz y he leído en tu mirada, porque tus ojos desde la expresión que tenían hablaban y decían tantas cosas que escribías con ellos páginas extraordinarias.

Un amigo, sabiendo de mi querer por ti, me ha dicho que te habías ido con tus bastones de plata y yo he pensado: pero nos ha dejado para que sigamos leyendo sus corbatas, que cada una tenía un por qué, una razón de ser y que cuidabas como nadie cuál y qué color en cada momento. Te extraño y a la par te pienso a mi lado sacándome una sonrisa después de algún comentario, porque con una palabra decías tanto.

Gracias por hacer realidad para muchos jóvenes creadores la oportunidad necesaria para caminar y hacerlo a través de tu querida Fundación que hace mejor a Córdoba. Tu Ciudad soñada la que echabas de menos y que, como tú escribías, cuando venías por aquí empezabas a echar de más. Una ciudad, tu Ciudad, que si no existiera habrías tenido que inventarla". Antonio, Amigo, demos un paseo que aún huelen las flores, que aún suena a feria, que tú nunca te vas porque El Querer te retiene.