Cómics

Los mutantes de Morrison

  • Panini reedita los números de 'New X-Men', creación de Grant Morrison, considerado uno de los mejores tebeos de la historia reciente de Marvel

Detalle de una ilustración de la obra.

Detalle de una ilustración de la obra.

Los 41 de New X-Men escritos por Grant Morrison entre 2001 y 2004 permanecen en la retina como una de las temporadas más imaginativas, rompedoras y excitantes en la historia del grupo mutante por antonomasia.

El célebre guionista llegó a Marvel después de haber roto su propio techo creativo con Los Invisibles y de haber logrado cotas inéditas de popularidad con su JLA, dos series de DC que siguen citándose entre lo mejor de una larga trayectoria cuajada de buenos tebeos.

La primera, publicada bajo el paraguas de Vértigo, narra la lucha de un extravagante grupo terrorista contra las terribles fuerzas ocultas que subyugan y detienen el potencial evolutivo del ser humano, un cómic original, denso, sofisticado y oblicuo que ha quedado como el manifiesto definitivo de la filosofía morrisoniana.

La segunda es también un manifiesto, pero de otro tipo. En manos de Morrison (y el dibujante Howard Porter), la Liga de la Justicia recuperó la grandeza perdida, a base de resonancias mitológicas, amenazas más grandes que la vida y un ritmo elíptico y acelerado que ayudó a desterrar por siempre la llamada Era Oscura del cómic de superhéroes, que venía desarrollándose desde mediados de los 80.

Estos dos extremos quizá contradictorios, la denuncia del statu quo y la apología de un sistema encarnado por un panteón superheroico, o sea, una tensión rompedora y otra conservadora, forman parte de la propuesta que hizo Morrison para la Patrulla-X, una propuesta que no pudo llegar en mejor momento.

El siglo XXI había traído una nueva Marvel, la de Bill Jemas y Joe Quesada, y la Casa de las Ideas volvía a hacer honor a su apodo en lo que, a la postre, quedaría como uno de los periodos más fructíferos de la historia de la editorial (como atestigua el trabajo de Morrison y también cosas como el Punisher de Garth Ennis, los X-Statix de Peter Milligan y Mike Allred, el Daredevil de Brian Michael Bendis y Alex Maleev o el Alias de Bendis y Michael Gaydos, por ejemplo).

Las dos tensiones que he nombrado antes otorgaron fuerza y vibración a la etapa de Morrison, pero también una debilidad estructural que se fue revelando conforme avanzaba la trama. Las innovaciones narrativas y las sorpresas argumentales del principio dieron paso a lo consabido cuando la serie recurrió a los tópicos de siempre (léase la resurrección de Magneto, la muerte de Fénix o el apocalipsis mutante de Días del pasado futuro).Como escribió en su día David Fernández, en el repaso que hizo de New X-Men para Zona Negativa: "Una obra divertida, gamberra, arriesgada, valiente en sus planteamientos y recomendable. Pero en demasiados momentos resulta decepcionante, tramposa, excesiva y pretenciosa". Con todo, y más allá de sus contradicciones, insisto en que estos New X-Men, cuya reedición en siete volúmenes acaba de finalizar, son uno de los mejores tebeos en la historia de los mutantes. No solo desterraron años y años de mediocridad, sino que han acabado señalando el camino para el brillante futuro de la franquicia.

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