El guionista Matt Fraction lleva una década y media firmando algunos de los cómics más excitantes del mercado estadounidense, bien trabajando para las grandes compañías, bien desde su rincón en la escena independiente.

En Marvel, tiene algunos de sus títulos más conocidos: la primeriza El inmortal Puño de Hierro (2007-2008), que coguionizó con Ed Brubaker y contó con dibujos de un emergente David Aja; la energética El invencible Iron Man (2008-2012), con otro español, Salvador Larroca; la multipremiada Ojo de Halcón (2012-2015), de nuevo con Aja, en la que trajo la sensibilidad indie al mainstream, y FF (2013-2014), con el siempre espléndido Mike Allred.

En DC, hace poco que ha concluido su divertida recreación de la mítica cabecera Superman's Pal Jimmy Olsen (2019-2020), con Steve Lieber. Y fuera de estas dos, destacan los tebeos publicados por Image, especialmente esa virguería que es Casanova (2006 en adelante), dibujada por Gabriel Bá y Fábio Moon, en la que deconstruye el género de espías al tiempo que cuestiona la propia forma de narrar historias, y a la que ojalá vuelva pronto para dar la conclusión que se merece.

Ha estado bastante ocupado últimamente, todo hay que decirlo, pues encontró con Sex Criminals (2013-2020), junto al diseñador e ilustrador canadiense Chip Zdarsky y también para Image, el cariño que rara vez obtuvo con Casanova: recibió los premios Eisner y Harvey a la mejor serie en 2014 y fue elegida como mejor cómic del año por Times Magazine.

El punto de partida de Sex Criminals ya prometía: los protagonistas son una pareja capaz de detener el tiempo cuando hace el amor y que decide emplear tan rara habilidad para robar bancos. A partir de ahí, Fraction se emplea a fondo para componer una historieta sofisticada y desinhibida que brilla con la estética inconfundible de Zdarsky. Juntos nos han dejado esta influyente joyita, publicada por Astiberri en tomos recopilatorios, que alcanza su apoteósica conclusión con el sexto y último. Un final explosivo para una serie irrepetible.