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Desde lo más alto

  • Algunos de los mejores momentos del personaje de Conan se recogen en este especial que recorre la primera etapa del guionista Thomas Roy

Ilustración de Conan.

Ilustración de Conan.

Parecía que iba durar siempre, y al final fueron sólo diez años, pero ¡qué diez años! El primer Conan de Roy Thomas (sí, el guionista regresó más tarde a la franquicia, pero nunca volvió a alcanzar la altura de sus inicios) compite con otras dos o tres cositas por el título de lo mejor que ha publicado Marvel Cómics a lo largo de toda su historia. Tiene la solidez literaria que garantiza la fidelidad a la escritura original de Robert E. Howard, de quien Thomas tomó prestados en numerosas ocasiones no solo los argumentos (adaptados más o menos libremente), sino también parte de la letra, de ese estilo excesivo, abigarrado y sensual de los pulps. Tiene también una excelencia artística inusual, a la que contribuyeron el joven iluminado Barry Smith, durante un par de años, y el majestuoso veterano John Buscema, durante el resto de la etapa, asistido este por una pléyade de entintadores de los que descuellan tres filipinos: Alfredo Alcalá, Ernie Chan y Tony de Zúñiga.

De todo lo protagonizado por el cimerio en estos años, La Espada Salvaje de Conan, es decir, el magazine en blanco y negro, volaba más alto que el resto, con el tono adulto de su narración que permitía algún desnudo y una violencia desconocida en los tebeos de la época. La revista ofrecía, además, jugosos artículos, ilustraciones y complementos (de los que, por desgracia, en esta soberbia edición no aparecen todos, por problemas de derechos) y se engalanaba con cubiertas pintadas por tipos como Boris Vallejo, Joe Jusko o Earl Norem, siguiendo el patrón estético del trabajo de Frank Frazetta con las cubiertas de los libros del propio Howard. Miel sobre hojuelas. ¿Qué más? Bueno, claro, la fantasía heroica de Conan no machacaba a los lectores con el cansino maniqueísmo de los superhéroes, de modo que su lectura era (y sigue siendo) una experiencia de lo más estimulante.

Este hito del tebeo de espada y brujería estadounidense ha conocido numerosas ediciones en nuestro país (buenas, malas y peores), pero ninguna tan alucinante como la de Panini, adaptación a nuestro idioma de los recientes tomos recopilatorios publicados por Marvel en inglés. Van los tebeos ordenados cronológicamente, bien traducidos y rotulados, cargados de material extra e impresos con una calidad magnífica (ojo, porque la edición es limitada y los especuladores se están frotando las manos con los números atrasados). El tercer Marvel Omnibus. La Espada Salvaje de Conan: La etapa original recupera los números 16 a 24 de la mítica revista, la mayoría de ellos publicados a lo largo de 1977. Es un conjunto de episodios magistrales, que se abre con la adaptación de la novela corta El pueblo del círculo negro y se cierra con la adaptación del relato La torre del elefante, ambas de Thomas, Buscema y Alcalá. Concluye aquí la adaptación que hizo Walter Simonson del pseudoensayo La era hiboria, y va también el poema Cimeria, ilustrado por Barry Smith y Tim Conrad, más joyas del calibre de La sombra deslizante, El estanque del negro o El horror de la torre roja.

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