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  • 'Nimona', de Noelle Stevenson, es un tebleo notable, ágil y entretenedísimo, que subvierte con estilo, humor e inteligencia los tópicos de la fantasía

Detalle de una viñeta de la obra.

Detalle de una viñeta de la obra.

A Nimona la conocía de su edición latinoamericana, que me regaló hace unos años una editora de Océano cuando estuve en Ciudad de México, y me he puesto de lo más contento cuando he visto que Astiberri se ha decidido a publicarla en España.

Para el que no lo sepa, Nimona fue el debut de Noelle Stevenson (Columbia, EE.UU., 1991), que concibió la obra mientras era aún estudiante y comenzó a editarla en la web. Llamó tanto la atención que ganó el Premio Slate Cartoonist Studio al mejor webcómic en 2012 y mereció una nominación a los premios Eisner de 2015 en la categoría de mejor cómic digital.

Fue también nominada en 2015 a los premios Nebula, en la categoría de ciencia ficción y fantasía para jóvenes, la edición en álbum se alzó con el Eisner en 2016, fue escogida finalista del National Book Award de 2015 y seleccionada entre los cien mejores libros del año por The New York Times. Ahí queda eso.

Lo cierto es que Nimona es un tebeo notable, ágil y entretenidísimo, que subvierte con estilo, humor e inteligencia los tópicos de la fantasía. La protagonista es la joven revoltosa que da título al libro, una metamorfa que aspira a convertirse en la compinche del villano Ballister Negrocorazón, lo que dará lugar a un sinfín de situaciones cómicas y tiernas. Y es que, finalmente, lo que se plantea aquí es la eterna tensión entre adolescentes y adultos, pero en un entorno imaginativo que atrapa al lector.

Desde el alumbramiento de Nimona, Stevenson no ha dejado de crecer como artista, y Astiberri aprovecha su edición para poner también en el mercado el emotivo álbum El fuego nunca se apaga (2020), que reúne otros cómics de Stevenson publicados previamente en internet, junto con algunos inéditos más largos. En palabras de The New Yorker, esta colección de contenido autobiográfico es "una salida del armario, una historia de amor, el relato de un triunfo profesional fulgurante y una historia sobre la salud y la enfermedad mentales". Stevenson se identifica como no bi-naria, tiene trastorno por déficit de atención por hiperactividad y es bipolar, y en estas páginas se enfrenta a sí misma con sinceridad, valentía y talento.

Y ya que estamos en esta onda, aprovecho para recomendarles también Ted, un bicho raro, de la autora belga-mexicana Émilie Gleason (México, 1992). La dibujante tenía experiencia en la ilustración infantil y se lanzó a la piscina con este cómic que fue galardonado con el Premio Revelación del Festival de Cómic de Angoulême de 2019.

Con un estilo gráfico rabiosamente personal, Gleason nos cuenta la historia de un tipo de piernas largas, extraño y delirante, inspirado en el trastorno del espectro autista que padece su propio hermano (y que le fue diagnosticado tardíamente), pues, según confiesa ella misma, "necesitaba expresar mi rabia y mi pena".

Pero que nadie se equivoque, Ted, un bicho raro es un tebeo de lo más divertido. Como también dice Gleason: "Enseguida elegí la senda del humor porque quería hacer reír a mis padres y devolverles algo de buen humor".

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