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Después del apocalipsis

Detalle de un cartel de la serie.

Detalle de un cartel de la serie.

Con el ruido generado por la serie de Netflix, llega a librerías la edición en tapa dura del segundo arco argumental de The Umbrella Academy, esa virguería firmada por Gerard Way y Gabriel Bá, editada originalmente por Dark Horse y servida en nuestro idioma por Norma Editorial. Elegante y original, entretenida como pocas cosas que hayan surgido dentro del género de superhéroes en los últimos años (y es que se trata de un tebeo de superhéroes muy sui géneris), la primera entrega se tituló Suite apocalíptica y se alzó con una ristra de premios: Eisner 2008 a la Mejor serie limitada, Harvey 2008 a la Mejor serie nueva, Scream al Mejor artista de cómic, Book Expo América 2009 a la Mejor novela gráfica para bibliotecas y adolescentes, al tiempo que era catalogada como una de las Mejores Novelas Gráficas de 2008 por Library Journal, nombrada como una de las Mejores Novela Gráficas para jóvenes por YALSA (Young Adult Library Service Association) y como uno de los 100 mejores cómics de 2008 por el sitio web Comic Book Resources. Y lo curioso es que esta segunda entrega, que tiene el asesinato de JFK como motivo, es todavía mejor que la primera. Way y Bá tienen una sintonía total, como salta a la vista página tras página. Como escribe Neil Gaiman en su introducción: "Esos cómics que, simplemente, me hacen feliz, son pocos y escasos y tenéis en vuestras manos uno de ellos. (...) The Umbrella Academy tiene la virtud de ser único. Es divertido, inteligente, a menudo emocionante, a veces estúpido, de una forma agradable y sensible".

Dallas recopila los números 1 a 6 de la miniserie homónima publicada entre 2008 y 2009, junto con la historia Anywhere but Here, que vio la luz en MySpace Dark Horse Presents nº 12, y un montón (pero un montón, de verdad) de extras: bocetos, notas, ilustraciones promocionales, portadas... En cuanto al argumento, resumirlo no le haría demasiada justicia, pues en las aventuras de esos chicos súper poderosos importa tanto el qué como el cómo. Y el cómo es delirante, sofisticado y realmente adictivo.

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