Cómics

Anotaciones al margen

  • La colección 'Classic X-Men es un material indispensable para los amantes de la Patrulla X, un homenaje a uno de los mejores cómics de superhéroes

La Patrulla-X.

La Patrulla-X.

La colección Classic X-Men comenzó su andadura en 1986, en una época en la que la reedición del material antiguo no era tan corriente como lo es hoy día. Marvel decidió entonces volver a ofrecer a los lectores una de las piezas clave de su éxito comercial, nada menos que las aventuras de la Patrulla-X escritas por Chris Claremont, que revolucionó el género de superhéroes cuando, a mediados de los setenta, tomó uno de los títulos menos exitosos de los creados por Stan Lee y Jack Kirby y lo convirtió en el referente de la industria.

El trabajo de Claremont en la cabecera madre se prolongó durante 15 años y contó con periodos inolvidables, comenzando con los primeros episodios dibujados por Dave Cockrum, siguiendo con los de John Byrne (y el gran Terry Austin a las tintas), culmen de su intervención y de la bibliografía del peculiar supergrupo, el regreso de Cockrum, la breve etapa de Paul Smith, la de John Romita Jr., la de Marc Silvestri y ese canto del cisne que fue la llegada de Jim Lee. Además, generó un puñado de spin-offs como Los nuevos mutantes, X-Factor y Excalibur y un sinfín de miniseries y eventos que sirvieron para incrementar la popularidad de los mutantes.

Classic X-Men arrancó con el seminal Giant Size X-Men 1 (1975), obra de Len Wein y Cockrum, en el que se presentaba la nueva formación que haría historia (Cíclope, Lobezno, Coloso, Tormenta, Rondador Nocturno y un par más), y continuó con el número 94 de The X-Men (1975), donde Claremont tomaba propiamente el testigo de Wein.

Durante 44 tebeos, Classic X-Men siguió reeditando cronológicamente hasta alcanzar el número 138 de The X-Men, el emotivo epílogo a la saga de Fénix Oscura, y el escritor aprovechó la ocasión para realizar un ejercicio de continuidad retroactiva, completando las historietas originales con nuevas páginas y episodios de complemento que ampliaban los argumentos y plantaban motivaciones y sucesos posteriores, pues ya se sabe que la narrativa de Marvel tiende a reinterpretar continuamente su pasado.

Se ofrecieron también ilustraciones y cubiertas nuevas, firmadas por tipos tan interesantes como Arthur Adams, John Bolton o Steve Lightle, aunque también por otros artistas menos afortunados. El número 45 de Classic X-Men (1990) fue el primero que no contenía material de nuevo cuño (sin contar la cubierta), y así siguió la cosa desde el 46, cuando la colección pasó a llamarse X-Men Classic, hasta el último, el 110 (reedición del 206 de la ya renombrada The Uncanny X-Men).

En conjunto, fue experimento curioso, aunque no acabó de cuajar del todo, pues el estilo de Claremont había cambiado lo suyo con el tiempo y las páginas nuevas, con un tono bien distinto, interrumpían la lectura de las antiguas, más que enriquecerla.

Aún así, es un material indispensable para los amantes de la Patrulla-X, un imaginativo homenaje a uno de los mejores cómics de superhéroes de todos los tiempos, y Panini lo ha recogido en dos gruesos volúmenes de la colección Marvel Gold, cargadísimos de extras.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios