tribuna de opinión

Los vecinos de Gibraltar

  • Es necesario que se garantice y promueva una correcta interrelación entre dos poblaciones vecinas, La Línea y Gibraltar, y que se haga extensiva a toda la comarca campogibraltareña

Los vecinos de Gibraltar

Los vecinos de Gibraltar

Ya lo dice mi madre: "Hay que llevarse bien con los vecinos". Esta, que puede ser una simple expresión o frase, fruto de la experiencia y sabiduría de nuestros mayores, no deja de ser una gran reflexión, cargada de verdad, realidad, sentido común y humanos sentimientos.

Un vecino (y lo hago extensivo a una vecina, como no podía ser de otra manera) es alguien que nos escucha, que nos ayuda, que nos acompaña y con quien convivimos por la proximidad física.

Y claro, estas propiedades tienen su aspecto recíproco. Es una norma básica de esa convivencia. Ambas partes nos beneficiamos y nos enriquecemos de esa relación cercana de vecindad y, en algunos casos, de amistad e incluso de sentimiento de familia.

Como podrán imaginar no escribo estas palabras para hablar de esas relaciones vecinales de nuestra calle o nuestro barrio, importantísimas, sin ninguna duda. Escribo esta reflexión por la necesidad (así lo siento y así lo digo) de que se garantice y promueva una correcta interrelación entre dos poblaciones vecinas. La Línea y Gibraltar. Por supuesto lo hago extensivo a toda la comarca campogibraltareña aunque, por razones geográficas y egoístamente afectivas, entiendan que imprima algo más de protagonismo al pueblo linense.

Que estamos inmersos en una coyuntura de turbulencias políticas, sociales, económicas y humanas es algo indudable y que, a diario, nos estalla ante los ojos, tanto in situ como difundido por los fríos y faltos de escrúpulos medios de comunicación (narcotráfico, fugas hospitalarias…).

Y entre estos tsunamis se encuentra un punto fundamental, convertido y considerado por algunos (erróneamente a mi entender) como un punto y aparte: Las relaciones bilaterales La Línea-Gibraltar. Ya les decía que esto iba de vecinos

No es infrecuente leer o escuchar noticias sobre "el conflicto de Gibraltar", el problema de la "autodeterminación", la guerra en la frontera con Gibraltar y otros titulares muy similares, impregnados de negatividad y de sentimientos que inducen al odio y la separación.

Podría caer en el tópico y en la rememoración del famoso Tratado de Utrecht, firmado entre 1713 y 1715. A estas alturas me atrevo a decir que todos ustedes han oído hablar sobre que no incluye la titularidad de las aguas jurisdiccionales (no existían en ese momento); o que no se mencionaba nada sobre el espacio aéreo (obviamente, ya que no fue hasta 1903 que se realizó el primer vuelo en un avión controlado).

Sin embargo, les voy a llamar la atención sobre la propia portada de dicho documento en el que se lee lo siguiente: "Tratado de paz ajustado entre las coronas de España y de Inglaterra". Y en su traducción inglesa: "Treaty of peace and friendship between...".

Les llamo la atención por esos dos términos: Paz y amistad. Parece que después de 305 años aún no hemos conseguido hacerlo realidad, al menos de una forma completa, estable y duradera.

También podría caer en otro tópico aludiendo a la dependencia económica del pueblo de La Línea respecto a Gibraltar. Casi 10.000 trabajadores fronterizos, las inversiones inmobiliarias de los llanitos en el Campo de Gibraltar y Costa del Sol, las importaciones de productos españoles…Les remito a consultar un exquisito análisis económico actualizado y publicado en 2015 por la Cámara de Comercio de la Roca en el que se describen con gran exactitud dichos datos económicos libra a libra.

Sí, no puedo olvidarlo: el Brexit. ¿Qué va a ocurrir con la salida de Gran Bretaña del marco económico europeo? ¿Cómo va repercutir en el estatus sociopolítico y económico de Gibraltar y nuestra comarca? Está claro, otro tópico…

Pero yo les hablaba de otra cosa. De vecinos y de la necesidad mutua y recíproca de llevarnos bien.

La proximidad nos obliga a convivir. Y la convivencia, se lo decía al principio de estas líneas, se basa en escuchar, en entender, en apoyar, en colaborar, en complementar… En definitiva, en aprovechar las fortalezas de ambas partes para promover y garantizar el mayor bienestar posible de todos.

Y claro está. La convivencia no sólo es economía. No sólo son libras que entran y libras que salen. Yo diría que es mucho más. Y ese "mucho más" es lo que debemos cultivar y facilitar.

Ese "mucho más" es una colaboración eficiente en materia de sanidad (convenio ya existente) con la que todos podamos disfrutar de las mejores coberturas médicas y sanitarias actuales.

Es una promoción cultural con amplitud de miras que exhiba y potencie el talento actual e histórico de nuestros pueblos. Es una incentivación de aspectos básicos de investigación en materias que nos afectan a todos los campogibraltareños, incluidos los habitantes de la roca (medioambientales, socio-sanitarias). Es fomentar acuerdos y convenios educativos que enriquezcan la formación de nuestros jóvenes, con especial énfasis en algo tan básico y, a la vez, tan accesible como conseguir un bilingüismo inglés-español que multiplique la potencialidad académica, tanto de estudiantes españoles como gibraltareños.

Y ese "mucho más", para terminar y por encima de todo, es cuidar de no sucumbir a falsas y malinteresadas actitudes negativistas que, con fines destructivos, intentan violentarnos y seguir sembrando discordia y conflicto entre dos pueblos vecinos que, como bien dice mi madre, están obligados a llevarse bien.

No quiero acabar esta reflexión sin rendir un sincero y emocionado homenaje a todas aquellas personas que cruzaron y siguen cruzando la verja para, de forma honrada y honesta, mantener la economía diaria de cientos de familias. Y entre ellas, a una persona, a un gran hombre, que tanto significó y significa en mi vida. D. Antonio Gamero Jiménez, mi abuelo.

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