tribuna de opinión

El cartel de Barceló

  • A los taurinos les costará leer esta libre y personal interpretación de nuestra plaza de Las Palomas a cargo del cotizado artista mallorquín

El cartel de Barceló

El cartel de Barceló

La aparición de un cartel, solo para una de las tres corridas de toros, la del Efecto del 29 de junio, ha saltado y ha salpicado de ingenio entre los/las aficionados algecireños, como fue la noticia de la reaparición en España y en Algeciras de José Tomás. Ahora se trata y, ya iba siendo hora, de presentar un cartel definitivo de toda la feria en su conjunto; no ha sido así.

Este cartel es obra del polifacético y cotizado artista y diseñador mallorquín Miquel Barceló, entregado al empresario de la plaza de toros de Las Palomas, José María Garzón. Sin duda es una interpretación libre y muy personal del artista de nuestra plaza de toros de Las Palomas.

"Al final de mi vida he conseguido llegar a pintar como un niño", decía Juan Miró

A los taurinos/taurinas tradicionales supongo que les costará leer (interpretar) el cartel desde el punto de vista puramente taurino ya que, sobre el artístico, seguro que ya habrá el de los sesudos críticos sobre la materia que, sin haber pintado nunca ningún cuadro, sabrán explicárnoslo, incluso filosóficamente.

Con el salero de los de por aquí abajo, algunos -lo he podido consensuar- ya lo han bautizado con ingenio muy vivo, y dicen que "parece como una media paella a la que se le ha requemado el arroz y tiene mucho socarrá". Los más serios, que debe de haberlos en estos temas taurinos, a la vista de la originalidad de Barceló podrán decir "bueno, moderno, moderno sí que lo es", sin agregar nada más.

Recuerdo ahora y viene al pelo lo que dijo de sí mismo otro gran pintor, este catalán, de nuestro siglo, ya desaparecido, Juan Miró, que opinaba en el ocaso de su vida sobre sus cuadros, o una parte de su obra, y decía: "Al final de mi vida he conseguido llegar a pintar como un niño".

Desde luego el cotizado artista mallorquín en lo taurino, por lo menos esta vez, y también a mi humilde parecer, le va a la zaga. Barceló ha querido representar como un medio redondel con su albero, en parte brillante, pero como si hubiese sido hollado tras una muy movida corrida de toros del señor Escolar, aunque no me negarán que también más parece como el de una plaza de toros en un fragante derribo.

Se aprecia, o aprecio, vislumbro en ese medio redondel como de debajo, entre una maraña de trazos negros que se mueven en espiral, como sale de una de esas borrascas ya tan familiares de las de la tele, como se asoma una cabeza bien armada de un toro, no sabemos si de lidia o de carreta, pero doy por bueno que es un toro.

Claro que, desde el punto de vista puramente pictórico los que dicen que saben de esto, aunque no hayan pintado un cuadro en su vida, dirán que esta puede ser una obra maestra del arte moderno representativo y esquematizado y, que ha sido un acierto de la empresa la representación para una feria taurina de la importancia de Algeciras. Lo de la escritura, tiene mandanga, pero eso lo dejo para los eminentes calígrafos que ya analizarán y dictaminarán sobre la particular y desenfadada caligrafía si es de ¿un niño? o si por el contrario es la de uno de esos grafitistas de mala leche -y que tanto nos quieren- que hacen guardia para insultarnos en las puertas de las plazas de toros. En definitiva, que este cartel, sin duda ya se habrán dado cuenta todos ustedes, que a un servidor no le gusta nada.

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