Campo de Gibraltar

El ambiente taurino atrae a miles de personas alrededor de La Montera

  • El coso se llena hasta la bandera para vivir esta emblemática fiesta barreña, protagonizada por reses bravas de la ganadería de Gavira · Un herido con traumatismos es trasladado al hospital Punta Europa

La plaza de toros La Montera se convirtió ayer en la capital de la diversión del Campo de Gibraltar con motivo de la 31 edición de la emblemática fiesta del Toro Embolao de Los Barrios. Todo un éxito de participación y organización para una fiesta en la que sólo hubo que lamentar un herido grave, que tuvo que ser trasladado al hospital Punta Europa con traumatismos en el pecho y en el abdomen tras el revolcón más aparatoso de la tarde. Enjaulado, Elegante y Deslucido, de la ganadería de Gavira, más las seis vaquillas de Luis Sánchez Sánchez ambientaron la fiesta taurina del Domingo de Resurección, que llenó hasta la bandera la plaza y los alrededores.

A las ocho de la mañana comenzaron a oírse los primeros chupinazos que anunciaban el inicio de una de las fiestas más importantes del municipio. A las 11:00, el portón de la letra I del camión de Maravilla se hizo de rogar para dejar salir a Enjaulado, que protagonizó uno de los recorridos más limpios de los que se recuerdan, de apenas seis minutos de duración. Con los pitones embolados desde el día anterior, los mozos de la Peña del Toro Embolao le dejaron dar una vuelta al patio de la calle Vega Maldonado para después abrir las compuertas y que el astado se dirigiera raudo hacia el coso, con pausas en la rotonda del toro y frente al Hotel Montera, para entrar casi solo en el ruedo por la puerta de cuadrilla. Enjaulado embistió y dio mucho juego a los jóvenes que se atrevieron, hasta que la organización vio que la res se había escobillado un pitón, por lo que decidieron dar por finalizada su participación en la fiesta.

Entre una y otra res entraron en escena dos vaquillas. Cualquier pañuelo, jersey o bandera servía como capote para intentar llamar la atención de los animales. Cabe destacar que el respeto a los animales fue máximo durante toda la fiesta. La directiva de la Peña El Toro Embolao se cuidó muy mucho de que ningún mal gesto desluciera el día y se mostró muy recta con la normativa, recordando en todo momento por la megafonía la prohibición de tocar al animal y de que los menores entraran en el recorrido.

La actuación de Elegante, toro negro algo chorreado, fue mucho más concurrida. A las 12:30 ya no cabía un alfiler en La Montera, con familias enteras de Los Barrios y del resto de la comarca que aprovecharon el último domingo de las vacaciones para pasar una jornada en la plaza. Tras el mediodía ya participaron muchos más corredores, por lo que el trayecto desde Vega Maldonado hasta la plaza fue algo más entretenido. El toro fue perezoso en la salida del camión, se encaró con varios corredores ya en el patio y se volvió tanto en la rotonda del toro como en la del escudo. Mientras las nubes comenzaban a tronar anunciando lluvia, Elegante golpeó a un corredor en la entrada, alcanzó a otro ya sobre el albero y corneó a otro contra las tablas, aunque todo sin mayor gravedad. Unos cuantos sustos dieron también las siguientes vaquillas, incluso al fotógrafo de este diario, antes del descanso para el almuerzo.

Cientos de personas desafiaron a la lluvia bajo las carpas de la Peña del Toro Embolao y del restaurante Puerta Grande, que registraron un magnífico ambiente entre toro y toro. Entre tapas, cañas, frituras, familia y amigos se pasó la sobremesa y también la lluvia, dejando una apacible y suave tarde, perfecta para seguir pasándola al sol.

A las 16:30, la megafonía llamó a la organización para que volvieran al trabajo y hacer del último toro de la tarde igual de seguro que los anteriores. El petardazo de las cinco anunció la salida de Deslucido, hora en la que salió a la calle el último toro de la fiesta y el que resultó más peligroso. Ya en la plaza, cuando llevaba unos cuantos recortes, Deslucido, revolcó al joven que tuvo que ser trasladado al hospital Punta Europa con traumatismos en pecho y abdomen, probablemente con algún hueso roto. El toro, burraco y muy bonito, fue aparentemente el de mayor talla de la jornada y el que más costó devolver a los corrales. Hasta en tres ocasiones estuvo frente a las puertas, para embestir de nuevo a los que tuviera cerca y volver al albero. Los mozos tuvieron que usar capotes y cuerdas para conducirlo.

La Peña El Toro Embolao de Los Barrios celebró su primera fiesta el Domingo de Resurrección de 1980, con los primeros recorridos por el municipio y plazas de palos de madera, que seguro muchos tengan en su recuerdo. Desde entonces, cada año se ha ido mejorando poco a poco en la calidad del espectáculo y en la seguridad. El próximo objetivo de la Peña es alargar su fiesta con un toro el sábado. Pero eso será el año que viene. Ahora toca terminar de arreglar las carretas para otra fiesta grande de Los Barrios, la Romería de San Isidro Labrador.

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