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Inicios del movimiento scout (1916)

  • Tuvieron que pasar varios años hasta que el escultismo traspasara los límites de Gibraltar y se implantara en Algeciras

  • La actriz Rosario Pino amadrinó el origen de los niños exploradores

En el verano de 1907, cuando el escultismo estaba a punto de aparecer, la actualidad en nuestra ciudad era la siguiente: en cumplimiento de los acuerdos de la Conferencia Internacional de Algeciras desarrollada un año antes, llegó hasta nuestro fondeadero el navío español Álvaro de Bazán; una vez abastecido y puesto en coordinación con dos navíos de bandera francesa, pusieron los tres buques rumbo a la ciudad norteafricana de Casablanca que en aquellos momentos, se encontraba en poder de las kabilas que se habían levantado contra las autoridades galas, siendo atacada dos días después por estos acorazados para restablecer el orden internacional, surgido durante el encuentro diplomático celebrado en Algeciras meses antes. Al mismo tiempo que estos hechos se sucedían en el marco internacional del Estrecho, en una pequeña isla inglesa llamada Brownsea, un grupo de jóvenes británicos entre los 12 y 17 años, levantaron un campamento siguiendo por primera vez las directrices de los valores y principios ideológicos, teniendo como telón de fondo la vida al aire libre, recogidos en la obra Aids to Scounting o Ayudas para el Escultismo, escrita por un alto oficial del Imperio llamado Robert S. Smith Baden-Powell.

Algeciras ajena totalmente a aquella corriente juvenil en defensa de la paz, de la justicia y de la naturaleza -y que en poco tiempo se expandiría por todo el mundo- seguía inmersa en su papel de lugar estratégico para las futuras pretensiones coloniales españolas en la zona del Rif. El citado movimiento juvenil, se haría visible en la comarca al poco tiempo de su reconocimiento en todo el orbe del imperio británico gracias a Gibraltar. La juventud algecireña vivia en aquella época, en otra realidad que en nada se parecía, a la avanzada y moderna sociedad británica, como muy bien lo expresa el siguiente documento consultado: "Da pena al ánimo ver tanto niño vagabundo por las calles pordioseando en vez de ir a la escuela, y que dado el abandono en que los suyos le tienen deben ser recogidos en asilos o casas de beneficencia, para con pan y educación evitar los peligros que sobre sus cabezas se ciernen". Difícilmente en una sociedad como aquella de principios de siglo, podía arraigar aquel mensaje que defendía el insigne militar británico, cuando la primera necesidad de los jóvenes algecireños era la lucha diaria por la subsistencia. La realidad escolar de los jóvenes más humildes, menos favorecidos, bien se puede concretar en el siguiente texto surgido del correspondiente documento consultado: "En 1902, la escuela del Centro Obrero de Algeciras, estaba dirigida por Don Diego Espinosa Yurto, maestro de escuela titulado. De estado civil casado, 38 años de edad. Contaba el centro con un auxiliar sustituto. Encontrándose el centro en un extremo de la población. Sin vivienda para el maestro, con bancas fijas en la pared y también movibles. Con un número de alumnos matriculados de 100. Carece de luz y de calefacción. Teniendo un solo retrete y fuera del local".

Al otro lado de la bahía, la juventud disfrutaba de una calidad de vida que le permitía constituirse en grupo de pequeños exploradores al amparo de una sociedad que les facilitaba lo más básico para su desarrollo y crecimiento. La imagen pulcra de aquellos jóvenes británicos, contrastaba con el abandono y dejadez que sufría aquella misma generación nacida a este lado de la verja, constituyéndose a veces, en un problema social para las autoridades locales: "Los niños José y Antonio Martín de 12 y 8 años respectivamente naturales, de esta Ciudad, se encuentran en el más grande estado de miseria y abandono, pues carecen de padres que han fallecido y parientes que cuiden de ellos y los atiendan. En su consecuencia y visto el estado lastimoso en que dichos niños se hallan, ruego a VS se sirva autorizar su ingreso en el Hospicio de esa capital, para cuyo efecto tengo el honor de remitir á VS los documentos que sean necesarios y se exijan en estos casos". Si bien lo expresado correspondía a una gran realidad de los niños y jóvenes algecireños de aquella época, también no es menos cierto que existía una infancia que desgraciadamente en menor medida, podía compararse a la del otro lado de la bahía. Nacidos en el seno de la pequeña burguesía local y sumados a los hijos de los militares de cierta graduación aquí destinados, llegaron a conformar lo que fue dado en llamar "batallones infantiles", cuya inspiración hundía sus raíces en la sociedad militarizada de la España del momento, heredera del movimiento regeneracionista surgido tras la pérdida de las últimas colonias pocos años antes.

Habrían de pasar varios años para que el movimiento juvenil creado por Baden-Powell, traspasara los límites físicos e ideológicos de la verja que separaba a la colonia de Gibraltar del resto de la comarca, en aquellos momentos. Y fue precisamente el acto de entrega de una bandera de los llamados exploradores en un municipio cercano de la comarca, en plena I Guerra Mundial, el que inspiró la protesta social en Algeciras, sobre la falta de sensibilidad hacía -para entonces-, aquel popular movimiento: "Mientras que en San Roque se ha producido la entrega de una bandera á los exploradores, en Algeciras reina la apatía de siempre ¡cómo que nos pintamos solos para ser apáticos e indiferentes!. Si tomase la iniciativa determinado individuo que no pertenece a los del primer grupo de la sociedad algecireña, seguro no faltaría quienes pusiesen obstáculos á montones y tuviesen el descaro de llamarlo testaferro. Somos así y así moriremos". El comentario a pesar de su crítica clasista, al parecer, movió ciertas conciencias locales que puestas en marcha, consiguieron al poco tiempo establecer en nuestra ciudad una bandera de los castellanizados "niños exploradores". Esta presencia del movimiento juvenil si bien, al parecer estaba más cerca del espíritu de los batallones infantiles que del escultismo, contó con una gran aceptación por parte de la alta sociedad local influenciada enormemente, por la presencia de la burguesía gibraltareña que empezaba a edificar sobre los terrenos que fueron de Guillermo Smith, junto al Hotel Reina Cristina y el Paseo de la Conferencia, en la popular zona de la Villa Vieja. Aquel movimiento de exploradores alcanzó tal aceptación en la llamada por la prensa nacional, como: la Algeciras inglesada, que para recaudar fondos, no dudaron sus responsables locales en contactar con la artista Rosario Pino, quién había demostrado ser una ferviente defensora de la causa aliada en aquellos años de guerra contra el káiser: "Espléndido aspecto presentaba anoche el teatro. Celebrábase el beneficio caritativamente ofrecido por la bondadosa e insigne actriz Rosario Pino a la naciente sociedad de Exploradores Algecireños". Desgraciadamente, no todos los ciudadanos de Algeciras, entendieron la presencia y creación del movimiento juvenil, estando por tanto no exento de incomprensible crítica: "Sobre lo recaudado en el beneficio para los exploradores, la opinión ajena de que era lo suficiente, lo necesario, para las necesidades de esa institución juvenil […] recordamos lo sucedido con la Cruz Roja, que tantos entusiasmos despertó y que tantos sacrificios y dineros se derrocharon, y hoy, nadie se ocupa de ella, yaciendo muerta y extenuada, por la apatía y las causas señaladas. Lo mismo ocurrió con el Batallón Infantil organizado, que sin ofender ni menospreciar a la nueva institución, era de beneficios más positivos sociales y todos los sacrificios llevados a cabo por el pueblo de Algeciras, fueron arrojados, tirados, sin esperar los beneficios directos que hubiera de recibir, sobre todo los humildes que componían parte del batallón. Algeciras no puede soportar esos despilfarros del capricho y de locos, ya que no de ridículos entusiasmos reñidos con la cultura y la seriedad de hombres conscientes, y es de necesidad comprimirse dentro de los límites más modestos, a fin de que al tornar por el tiempo esos entusiasmos, las pérdidas de sacrificios sean menores". Esta crítica hacia los exploradores locales, venía a demostrar que la pobreza intelectual sería mucho más difícil de erradicar que la física. Pero ajenos a comentarios destructivos, los exploradores algecireños siguieron con sus actividades, estando entre estas, las de colaborar debidamente uniformados, en cuantos actos benéficos se organizaban en la ciudad: "Becerrada benéfica de ayer […] a los acordes de una bonita y alegre marcha que toca la banda del Regimiento de Extremadura que dignamente dirige el Mayor Sr. Echegoyen, salen los exploradores que dan la vuelta al ruedo haciendo alto, cantando después el himno. Después de varias evoluciones quedan formando una estrella y dentro de ella hacen varios movimientos gimnásticos". El movimiento juvenil algecireño alcanzó tal nivel, que para 1916, contaba con una publicación propia: "Siempre Adelante, revista escultista, órgano de los exploradores de esta Ciudad". Por primera vez, se utiliza el término "escultista", para definir la impronta en nuestra ciudad de aquel movimiento llegado desde el otro lado de la frontera con Gibraltar.

El compromiso de la actriz Rosario Pino con el escultismo había sido de tal calado para la gran artista, que en la nota de despedida que envió a los medios de zona, tras su exitosa gira por las principales ciudades bañadas por el Estrecho, no se olvidó de los jóvenes exploradores: "Muy Sr, mío y de mi consideración. Con el mayor interés pídole que haga mi despedida acreditando que llevo un grato recuerdo de este simpático e inteligente público […] le agradecería hiciera notar que no olvidaré á los niños exploradores españoles. Créame su agradecida y atenta amiga, Rosario Pino. Algeciras á 23 de Agosto de 1916". El compromiso de los exploradores algecireños para con los acontecimientos de la ciudad era tal, que independientemente de su naturaleza, la presencia de estos se volvió habitual: "Con motivo de los cultos de la próxima Semana Santa, se reunión la Junta General con el fin de acordar la forma y orden en que ha de llevarse ha efecto las procesiones, quedando convenido en la misma forma que en años anteriores, introduciéndose modificaciones que ya se harán públicas. Participará la banda militar sin perjuicio de que también lo haga la de exploradores".

No sin el apoyo de otras instituciones, el movimiento de los exploradores de Algeciras alcanzó tal magnitud, que posibilitó el encuentro con otros exploradores de municipios cercano: "En el vapor correo de Ceuta llegaron el martes 25, el grupo escolar de Exploradores, al objeto de efectuar la proyectada excursión por el Campo de Gibraltar". Pocos años después, en 1929, la zona sería testigo de la presencia del creador del escultismo, Baden-Powell y su señora, en una breve escala que ambos hicieron en Gibraltar, donde al parecer, victima del viaje, el célebre oficial británico tuvo que delegar en su esposa su encuentro con sus jóvenes seguidores de la roca y quizás venidos desde el otro lado de la bahía, mientras él se encontraba postrado en el camarote del barco que le había traído hasta estas latitudes.

En un corto futuro, la juventud algecireña -como la del resto de país-, contará con la posibilidad de acercarse a multitud de movimientos juveniles de todo tipo: políticos, sociales o religiosos, que intentaran de un modo u otro, captar sus inquietudes participativas; desgraciadamente, los principios adelantados a su tiempo que defendía el escultismo, no encontrarían en nuestro país un terreno propicio para su implantación. Su siempre sospechoso origen anglosajón, y el choque cultural entre dos sociedades tan distintas como la británica y la española, impedirían su establecimiento. En la posguerra, nuevamente volvieron los uniformes juveniles a las calle de Algeciras; pero esta vez, defendiendo unos principios surgidos del último enfrentamiento fratricida, y que en nada se parecían ni tenían que ver, con los que un grupo de jóvenes británicos en 1907, pusieron de manifiesto en un campamento levantado en una ínfima isla llamada Brownsea. Pero esa es otra historia.

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