sociedad

Atlanterra debate su independencia

  • La asociación de vecinos, con 1.800 miembros, se plantea iniciar el proceso para separarse de Tarifa como respuesta a la desatención por parte del Ayuntamiento

Atlanterra ha sido durante muchos años sinónimo de calidad, distinción, lujo y exclusividad. Una zona urbanizada de grandes casas, chalets y villas situados en un lugar privilegiado en armonía con la naturaleza, en especial con la playa, situada en el cabo de la Plata. Pertenece al municipio de Tarifa, aunque ahora se cuestiona si escindirse de la localidad del viento.

Lo que a priori podría parecer un paraíso donde vivir conlleva algunas complicaciones. Según indican sus vecinos, dan mucho más de lo que reciben: los casi cuatro millones de euros que pagan de IBI no se ven recompensados por la falta de servicios que sufren.

El primer gran obstáculo que encuentran está en el suministro de agua. Los habitantes de esta zona se quejan de que no llega caudal suficiente a sus casas. Según indica el presidente de la asociación de vecinos de Atlanterra, José María González, en invierno no superan los 500 residentes, pero en verano multiplican esta cifra hasta alcanzar los 20.000, debido a que la gran mayoría de ellas son segundas residencias.

El problema se encuentra en la tubería que transporta el agua desde el pantano de Almodóvar y los manantiales propios del municipio hasta las urbanizaciones. El diámetro del cilindro de fibrocemento es de 400 milímetros que permiten una capacidad de suministro de 4.000m3/día. Según indica el informe que recoge el proyecto de abastecimiento de agua potable desde el embalse de Almodóvar a la urbanización Atlanterra en Tarifa, de marzo de 2017, el consumo que realizan los vecinos es de 6.896 m3/día.

El Ayuntamiento ya informó a esta redacción el mes pasado de que tomaría medidas al respecto y que la búsqueda de soluciones estaba en marcha. "Tenemos dos alternativas, una es un proyecto para incluir una tubería que traiga agua del pantano del Almodóvar a un sector y el otro es conectarnos con la zona gaditana a través de Barbate", explicó en agosto el alcalde de Tarifa, Francisco Ruiz.

La "privatización" de la playa por parte de la intercomunidad Jardines de Azahar es su otro gran problema. La urbanización valló el acceso hace dos años gracias a una licencia del Ayuntamiento, aunque este no contaba con los permisos de la Consejería de Medio Ambiente, según indicó el presidente de la asociación de vecinos.

A esto se suma que Medio Ambiente recogiese en su informe que en numerosas ocasiones no se respetan los cinco metros de paso público peatonal reglamentario entre el arroyo que discurre junto a la urbanización al permitirse el estacionamiento de vehículos y existir obstáculos en dos puntos de la zona de servidumbre.

Estos no son los únicos inconvenientes de vivir en esta zona del término de Tarifa, la falta de servicios básicos que denuncian los vecinos y la carencia de respuesta por parte del Ayuntamiento trae de cabeza a sus habitantes.

"Pagamos casi cuatro millones de euros de IBI y no vemos reportado nada en la zona", comentó José María González, para quien las únicas tareas llevadas a cabo por el Consistorio han sido la creación de dos badenes y el arreglo de unas farolas.

La asociación critica que son muchas las deficiencias en la urbanización, algunas tan importantes como la existencia de un único barrendero que "ni siquiera tiene carro con un cubo, porque viene en su coche particular y lo que trae es la escoba, el recogedor y las bolsas de basura que las lleva en el bolsillo. El pobre hombre más no puede hacer", resaltó González.

Por quienes también se sienten desatendidos es por la Policía Local, a la que no ven patrullar por la zona y "es necesario porque en la playa muchas veces hay confrontación entre los vecinos por los perros, que algunos los pasean por ahí y a otros les da pánico, se pelean y nunca aparece la policía", explicó González. "Es normal que sigan paseándolos y les dé igual porque saben que nadie de la local pasa por aquí para multar", añadió.

Los habitantes de Atlanterra se sienten abandonados con una situación que califican de indignante en la que se han dado momentos surrealistas. "He llegado a llamar a la Policía Local para que viniesen y me han dicho que tengo que llamar a la de Barbate que es el municipio al que pertenecemos y le he tenido que explicar que no, que somos de Tarifa y me ha contestado que solo tienen dos patrullas y están en el pueblo", manifestó González.

Los correos al Ayuntamiento con las deficiencias que la asociación detecta son constantes, contándose más de cinco solo en este verano. Las peticiones para arreglar el cableado de farolas roto, contra la suciedad en la playa o la necesidad de desbroce y limpieza en la parada de bus son algunas de las reclamaciones que no han recibido respuesta.

El sentimiento de desatención y aislamiento aumenta entre los vecinos que ya se plantean otras medidas ante lo que denominan "falta de interés del Ayuntamiento de Tarifa". Una de las barajadas es la que se pone ahora sobre la mesa: independizarse del municipio.

Los más de 1.800 miembros de la asociación debaten si quieren o no iniciar trámites para separarse de Tarifa y formar un nuevo municipio con Zahara de los Atunes, que también se plantea su desvinculación de Barbate. Este no es un proceso sencillo, es más, supondría una carambola jurídica. Tanto Atlanterra como Zahara de los Atunes tendrían que iniciar un proceso de segregación de términos municipales según recoge el artículo 93 de la Ley 5/2010, de 11 de junio, de Autonomía Local de Andalucía. Tras esto deberían seguir los procedimientos del artículo 92 que contempla la fusión de municipios.

En el aspecto de la desvinculación solicita varios requisitos como son la aprobación por mayoría absoluta del pleno del Ayuntamiento del que se disgrega, disponer de los recursos necesarios para el cumplimiento de las competencias municipales (mínimo las que ya ejercían Tarifa y Barbate) o que el municipio matriz no se vea afectado negativamente en la cantidad y calidad de prestación de los servicios de su competencia, entre otros.

La fusión también exige unas condiciones como son la confusión de sus núcleos de población debido a la proximidad, la falta de recursos para prestar los servicios mínimos impuestos por ley y que se den las condiciones geográficas, económicas, demográficas, administrativas o de otra índole que hagan necesaria o conveniente la fusión.

Los habitantes de Atlanterra tienen mucho que debatir para decidir si realmente quieren crear su propio municipio con la entidad local vecina mientras esperan que su actual Ayuntamiento mueva ficha a favor de su zona.

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