Crítica 'El otro lado de la puerta'

Ningún miedo, mucho aburrimiento

el otro lado de la puerta. Terror, Reino Unido, 2016, 96 min. Dirección: Johannes Roberts. Guión: J. Roberts y Ernest Riera. Intérpretes: Sarah Wayne Callies, Jeremy Sisto, Javier Botet, Logan Creran.

Tiene mérito que alguien con semejante filmografía -La resurrección del mal, El bosque de los malditos, Storage 24- pueda pagar sus facturas con lo que cobre como director. El otro lado de la puerta añade otro título a esta meritoria historia de supervivencia en la industria del cine pese a semejante currículo. ¿Qué de qué va la cosa? Familia inglesa en la India. Muere uno de sus hijos. Padres lógicamente desesperados. Una sirviente hindú revela a la madre cómo entrar en contacto con él a través de la puerta de un templo que comunica el mundo de los vivos con el de los muertos. Eso sí, nunca debe abrirse. Naturalmente la madre la abre al oír al otro lado de ella a su difunto retoño. No hay más. Bueno, sí: lo que sale por la puerta después de abrirla. Pero no importa. Porque Johannes Roberts, que es el listo director que logra pagar las facturas pese a rodar películas como ésta, pone tan pocas ganas y tan poco ingenio en su trabajo que al espectador le da igual que los muertos salgan por esa puerta o se queden tras ella jugando al mus. Las interpretaciones lindan con el trabajo de aficionados.

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