Salir al cine

Val del Omar: Ondas de fluencia

  • Un flamante pódcast recorre en siete capítulos la vida y obra de uno de nuestros grandes cineastas, investigador y experimentador constante, nexo y nudo entre la tradición, la vanguardia y el potencial creativo de la tecnología.

No anda precisamente sobrado el cine español de figuras relevantes en el ámbito de la creación experimental y de vanguardia. Tampoco de personalidades que hayan impulsado insistentemente la vertiente tecnológica de un invento que nació como máquina sin futuro para estandarizarse pronto como gramática para una nueva fórmula popular de relato. Menos aún de francotiradores visionarios capaces de aunar ambas facetas con una insobornable mirada poética forjada desde la asimilación del Barroco español o la mística de San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Ávila. Todo ello salpicado además por una constante voluntad reflexiva sobre su propio trabajo y sus aspiraciones de crear un arte total que han quedado en numerosos textos y manifiestos. 

La ya famosa lista de las cien mejores películas del cine español de la revista Caimán Cuadernos de cine situaba al fin en 2016 el Tríptico elemental de España formado por Aguaespejo granadino (1955), Fuego en Castilla (1960) y Acariño Galaico (1961-1996) en un merecido lugar de privilegio (12º) dentro la historia de nuestro cine. Objeto de culto e incontables investigaciones académicas, el granadino José Val del Omar (Granada, 1902-Madrid, 1982) aparecía hasta entonces de manera esquinada en los manuales cinematográficos de referencia a pesar de su deslumbrante y zigzagueante trayectoria no sólo como uno de los grandes inventores cinematográficos de nuestro país (suyos son un sin fin de experimentos técnicos sobre el color, la óptica, el sonido o los formatos como la Diafonía, la Táctil-Visión, el Palpicolor, el Adiscopio, el Cromatacto, el Desbordamiento Apanorámico o la Óptica Biónica, prototipos, patentes -bi-standard, intermediate 16-35- y software artesanal apenas explotados comercialmente, precursores del zoom, el Dolby, el 3D o numerosos efectos especiales), sino como uno de los más originales y personales creadores de un cine que nunca ha destacado por estar a la vanguardia.

Libros, monografías, ciclos y exposiciones han reconocido ya convenientemente su trabajo, su trayectoria y su legado, pero lo que ahora nos llega es un extraordinario pódcast en siete capítulos que, con las voces de expertos y estudiosos y, sobre todo, recogiendo el espíritu experimental sonoro que atraviesa su obra, recorre su vida desde su juventud granadina, su temprana vocación investigadora, su contacto con la vanguardia parisina, su labor como documentalista didáctico de las Misiones Pedagógicas republicanas, su gestión vital y profesional durante el franquismo o sus días finales de trabajo solitario y bata blanca en el laboratorio (PLAT) que se le instaló en los sótanos de la Escuela Oficial de Cine de Madrid.

Tres títulos pudieran parecer tal vez poca cosa para la Historia, más aún si se tiene en cuenta de que fueron hechos lejos de la industria, en el anonimato del taller y con discretísima acogida pública a pesar de los premios técnicos (Cannes, 1960). Sin embargo, un vistazo obligado a estos filmes esenciales nos proporciona la sensación del descubrimiento de un artista único esforzado en elevar las posibilidades de la imagen y el sonido hacia territorios de fértil e inédita reacción química. No ha de extrañarnos así ese apelativo de cinemista con el que el propio Val del Omar se autodenominaba, emparentando su concepción del cine “como arte supremo de la experiencia” y la labor del alquimista que mezcla elementos en búsqueda de nuevas esencias.

Más allá del catálogo de juegos ópticos, flous, sobreimpresiones, alteraciones del sonido, distorsiones visuales o cromáticas que han hecho de sus películas auténticas precursoras del video-arte contemporáneo o los videoclips, su tríptico condensa en su misma esencia telúrica, ancestral y cultural el camino hacia un utópico cine sensorial y táctil al que pocos creadores se han acercado con éxito.  

Los 135 minutos de los siete capítulos del documental sonoro Val del Omar. Ondas de fluencia (que puede escucharse en Spotify) profundizan etapa a etapa y hallazgo a hallazgo en el valioso trabajo del granadino para explicar sus fundamentos y la hondura de su propuesta artística. Con espíritu didáctico y divulgativo, a través de la narración de Erik Urano y con la colaboración de familiares y herederos como Gonzalo Sáenz de Buruaga y Piluca Baquero (Archivo Val del Omar); investigadores como Lluís Alexandre Casanovas, Elena Duque, Cristina Cámara (Museo Reina Sofía), Miguel Álvarez-Fernández y Rocío Lara; o artistas como Niño de Elche y Antonio y Ángel Arias (Lagartija Nick), la serie nos adentra en el universo valdelomariano para desentrañar sus claves con un impecable diseño sonoro, donde se pueden escuchar cortes del archivo original del artista.

Escultor sonoro e inventor meca-místico, Val del Omar no ha dejado de amplificar su eco en el ámbito de la cultura española contemporánea. Relegado durante décadas a la zona marginal, atrapado en las contradicciones de un contexto histórico complejo, sigue siendo fuente de inspiración para músicos, pedagogos, cineastas y creadores multimedia. Cada vez más y mejor estudiada, cada vez más reconocida tanto en España como fuera, su figura supera el perfil de genial visionario para instalarse en el territorio de la creación libre, ajena a los dictados del mercado e imbuida de un potente sustrato trascendental y humanista. Pasen y oigan.